jueves, 29 de julio de 2021

Rosalía de Castro, la feminista que elevó las letras gallegas

Rosalía por Encausse. En Santiago de Compostela en la década de los 60 del siglo XIX. Colección da RAG. Rosalia.gal
Anxo Angueira Viturro, Universidade de Vigo

El 24 de febrero cumple 184 años y sin embargo Rosalía de Castro, a diferencia de cualquier otro escritor de su tiempo, está más viva en la sociedad gallega que nunca. Su popularidad no deja de crecer. En la academia o en la calle, en la escuela o en las instituciones, sus grandes perfiles literarios e intelectuales no cesan de actualizarse ni de estar vigentes.

Emblema y referente: ¿Por qué?

A ella se le atribuye la publicación del primer libro impreso de envergadura escrito íntegramente en gallego. Con Cantares gallegos (1863), Rosalía marca el punto de inflexión para el auge del denominado Rexurdimento, un proceso clave en lo literario, pero también en lo social y político. Ella enarbolaba así la bandera de la dignidad para Galicia, para su pueblo y para su cultura, y en especial para su idioma.

Pero la imagen de Rosalía fue evolucionando a través del tiempo, tanto a nivel académico como en su proyección social: de romántica tardía a pionera, de santa a rebelde y contestataria. También el conocimiento y la interpretación de su biografía se liberó y sigue liberándose de la losa de los prejuicios que acompañan a toda mujer, a toda mujer escritora y a toda mujer escritora en gallego. Nada lo ilustra mejor que la revisión de su imagen en clave Andy Warhol realizada por la marca de ropa Rei Zentolo, y que la ha convertido en auténtico icono de la Galicia contemporánea.

Su Casa Museo en A Matanza (Padrón) es un punto caliente de la cartografía cultural de Galicia. Adquirida y rehabilitada por suscripción popular en pleno franquismo, es un reflejo de la pasión que Rosalía de Castro suscitó a lo largo de la historia. Pero, sobre todo, la potencia de su proyección social y del renovado interés que permanentemente suscita está en su dilatada y compleja obra como escritora profesional, en verso o en prosa, en gallego o castellano.

Pensamiento crítico y feminismo

El uso que del folclore hace en la citada Cantares gallegos resulta una práctica estratégica. Bajo una apariencia costumbrista y de literatura menor, Rosalía dispara todo su pensamiento crítico, que después desarrollará en el conjunto de su obra. El retrato de la épica nacional gallega de la emigración, tanto a Castilla como a América, resulta aún hoy imborrable. Como lo es la permanente denuncia social contra el clasismo o la exclusión, principalmente de las mujeres, y lejos del idealismo que a veces ejercía la literatura popular.

Ya en “Lieders”, un pequeño texto de 1858, todo un manifiesto, Rosalía defendía la independencia, la libertad y la igualdad como principios básicos de su pensamiento y de su feminismo:

“Sólo cantos de independencia y libertad han balbucido mis labios, aunque alrededor hubiese sentido, desde la cuna ya, el ruido de las cadenas que debían aprisionarme para siempre, porque el patrimonio de la mujer son los grillos de la esclavitud.

Yo, sin embargo, soy libre, libre como los pájaros, como las brisas; como los árabes en el desierto y el pirata en el mar”.

Vídeo de Eva Magdalena y Sergio Catá a partir de Lieders de Rosalía de Castro.

“Las literatas” (1865) es otra referencia diáfana en este sentido, dado que afecta a la posición de la mujer escritora, considerada una auténtica intrusa durante por lo menos el siglo XIX. Pero lo es también toda su obra, especialmente El caballero de las botas azules (1867), avanzada novela de su tiempo, y más diáfanamente en Follas novas (1880), poemario en el que nuestra autora retrató la épica de las mujeres pobres, excluidas y abandonadas, “viúdas de vivos e mortos / que ninguén consolará”.

La clave de Rosalía en este sentido consiste en poner sus ojos en Penélope y no en Ulises; en Fausto no: en Margarita. Con todo, es necesario precisar que poemas como “A xusticia pola man” o “Miña casiña, meu lar” hablan del protagonismo literario y político de la mujer en cuanto sujeto revolucionario en un caso y protagonista de la épica de resistencia de los humildes en la otra.

No es menor la visión contemporánea que la autora tiene del paisaje, ni el ecologismo pionero que Rosalía desarrolla en algunos poemas emblemáticos de En las orillas del Sar (1884) contra la destrucción del patrimonio vegetal: “Los robles” y “Jamás lo olvidaré”. Tampoco lo es, desde luego, su original y compleja poética del yo, del dolor y de la soledad, que ha dado frutos líricos tan reconocidos y emblemáticos, lejos de etiquetas convencionales o consabidas, como “Negra sombra”.

Mucho que celebrar

El Día de Rosalía nació hace poco más de una década, desde abajo, como casi todo lo que con ella se relaciona. La conmemoración de los 150 años de Cantares gallegos (2013) abrió definitivamente el camino. Ahora cada año que pasa se multiplican los actos que lo conmemoran, hasta el punto de convertirlo en una fiesta nacional y democrática de Galicia, con cierto carácter alternativo: las iniciativas son variadas; los recursos que se habilitan, múltiples.

No hay guión ni mapa para celebrarlo. Se hace en el mundo escolar y en todo el tejido asociativo, tanto en las esferas institucionales como a nivel popular. Y todo ello, y en las actuales circunstancias casi preceptivamente, sobre todo a través de las nuevas tecnologías.

Alrededor de Rosalía además se vino gestando desde hace mucho tiempo un importante caudal de arte, poesía, diseño y especialmente música, por lo que desde el canto coral o el lírico, con las versiones de cantautores o con las hechas desde el rock, sea con rap o jazz, es fácil incorporar música y creatividad a las celebraciones.

La Asociación de Escritores e Escritoras en Lingua Galega invita a regalar un libro y una flor, mientras que la Fundación que lleva su nombre llama a elaborar el “Caldo de gloria”, plato de los humildes que Rosalía convierte en épica doméstica, diaria e invisible, protagonizada, cómo no, por una mujer.

Se anima también a interpretar la “Alborada”, música popular de gaita a la que nuestra autora puso, en ejercicio experimental, una letra. Su simbolismo, muy aplicable a este nuestro tiempo, desborda alegría y esperanza. Se acaba la noche, sus terrores y sus miedos. Saludemos el nuevo día porque con el comienza una nueva época de posibilidades: “¡Arriba todas, rapaciñas do lugar!”.

En otras literaturas son hombres los que soportan el título de “escritor nacional”. En Galicia lo es una mujer, porque con ella nació un horizonte de esperanza y dignidad para el pueblo, para su cultura y su lengua. Y todo ello a partir de las ideas sobre la mujer y el mundo que ya tenía muy claras con 21 años: libertad, independencia e igualdad.

Por eso, después de 184 años, Rosalía está más viva que nunca.The Conversation

Anxo Angueira Viturro, Profesor de Literatura Gallega, Universidade de Vigo

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Joan Margarit y la música del cielo

Joan Margarit (1938 - 20219). Carlos A Schwartz
Juan José Pastor Comín, Universidad de Castilla-La Mancha

En el año 2019 el jurado del Premio Cervantes concedía a Joan Margarit (1938-2021) el mayor reconocimiento en lengua española por “su obra poética de honda trascendencia y lúcido lenguaje innovador”, y por saber representar “la pluralidad de la cultura peninsular en una dimensión universal de gran maestría”.

Olvidó decir el jurado que entre sus poemas circulaba un lenguaje aún más universal y al que destinó todo el amor transparente de su escritura: la música. Al conocer su partida, proponemos escuchar con Margarit las canciones y armonías que iluminaron sus versos.

Joan Margarit y la música de Jazz

Su primer libro, Cantos para la coral de un hombre solo (1963), ya presentaba a través de la paradoja el carácter reflexivo de sus composiciones. Para el poeta catalán la poesía, como la música, ayudaba a restaurar un orden perdido.

“El lector de poesía "tiene mas que ver […] con el intérprete que con los que se han de limitar a escuchar un concierto”.

(Edad Roja, 1989).

Como escritor siempre estuvo acompañado por los discos de su adolescencia y primera juventud:

“Los saxos de Lester Young, de Ben Webster, de Johny Hodges, de Coleman Hawkins, de Charlie Parker; las voces de Billie Holiday, de Yves Montand, de Edith Piaf, de Léo Ferré, de Jacques Brel, de Georges Brassens. Todos ellos están muertos”.

(Aguafuertes, 1995).

Su poema “Los discos y la muerte” ya unía los cabos de la juventud con el destino final del hombre:

Descubría otra música, más solo ya que nunca.

De pronto están sonando las canciones:

son las voces, que vuelven, de los viejos amigos,

de los amores de mi juventud.

El primer signo de algo irremediable.

Son canciones que escucha la muerte en algún sitio.

(Aguafuertes, 1995)

Edith Piaf, Jacques Brel y Leo Ferré.

Sus composiciones, con frecuencia, parten de su propia experiencia musical cotidiana, a menudo fraguada en los clubes nocturnos de jazz, al que su hijo Carles se ha dedicado de forma profesional. Allí se se suceden las músicas de Cole Porter, las trompetas de Chet Baker y Miles Davis; o el piano de Bud Powell y George Gershwin: “Qué triste suena Gershwin sin poder abrazarte”, (Los motivos del lobo, 1993). Es de hecho el popular tema Summertime de este último el que da nombre a un poema de su libro Misteriosamente feliz (2008), donde nos describe así la vida:

Han pasado muchos años

y, mientras tanto, la vida

ha sido un largo concierto

que ha dejado partituras

y atriles como alambradas,

dispersos, abandonados,

en el lugar del combate.

Entre aquellos compañeros de combate se encuentran sin duda los saxos de John Coltrane y Charlie Parker. Al primero le pregunta:

He recordado tus moradas manos

sobre el saxo con una luz de sótanos.

¿De dónde sale esta música,

el vacío que sopló tu boca

y que habla con mi soledad?

(Edad Roja, 1989).

El segundo, un Charlie Parker heroinómano y genial, protagonizará su poema “Loverman”, escuchado, en una suerte de ensoñación nocturna, por el mismo Baudelaire:

“Por ello, Parker deja en este Loverman

que el saxo nos conduzca tras la sombra

de una mujer que baila con los ojos cerrados

y abrazada a nadie, en la oscuridad”

(Los motivos del lobo, 1993).

Con todos estos grandes músicos el poeta formará su particular quinteto de jazz:

con los húmeros llenos de pinchazos,

sigo siendo el mejor entre los saxos altos.

Se parece a la vida: otra vez

llevo a Art Blakey a la batería

–voz de pozo–, la música callada

y negra de Bud Powell, el maligno

sonido de Miles Davies, tú al bajo.

Formamos el quinteto

más brillante de entre los muertos

(Aguafuertes, 1995)

La música: un consuelo para la ausencia

La música es así para Margarit “un placer maldito” (Los motivos del lobo, 1993), también ligado a la pérdida. Las ausencias de sus poemas estarán colmadas de música y, cuando no sucede así, el silencio mismo adoptará la forma de un objeto musical, tal y como acontece en No te veré más:

“Es la piel violeta de una noche

que dejamos pendiente.

Y tu silencio suena como un saxo

de oro negro en el fondo de los días sin ti. […]

No queda más que, al piano, un negro ciego:

nuestro amor”.

Por esta razón la música será la protagonista de su libro más conmovedor, Joana (2002), escrito en los últimos meses de vida de su hija. En el poema inaugural, su amigo Pere Rovira hace de ella fuente de consuelo para la más dura de las pérdidas:

“Música del amor, que te escondías

en sitios negros, dulces, como rosas del jazz,

enciende el día azul, extiéndete debajo de los pinos

y haz que brillen las flores, los muros y la tierra […]

Música santa, hazle compañía,

tú que vienes del otro mundo al nuestro,

tú que ya sabes cómo es su silencio”

(Joana, 2008).

Margarit dirigirá su oído hacia los compositores clásicos para hallar ese consuelo necesario. Escucharemos así desde Beethoven, imagen sonora de la verdadera poesía que reside en su propia escucha interior –“Hay otra poesía, la habrá siempre, / igual que hay otra música: la de Beethoven sordo. / Cuando se pierde la señal”–, a músicos contemporáneos como Miczyslaw Weinberg, Ligeti o Gubaidúlina, pasando por Tchaikovsky o Shostakovich.

Pero de entre todos ellos destacará la figura de Bach a partir de dos grandes intérpretes sin parangón. El primero de ellos fue Glenn Gould –“para el cual / Bach debió saber que componía” (Estación de Francia, 1999)–, y para quien Margarit compuso el bellísimo poema “Glenn Gould: la despedida”:

Sus manos en el espejo

del Steinway continúan

tocando y él ya no está.

Canturrea todavía

como lechuza en la noche.

Bach ya nunca será igual.

Hoy, en una limousine

con cromados de olvido,

pasa entre los bosques nevados

el ataúd de su música.

Un Steinway en la niebla

hoy suena sin su pianista:

la muerte, en el crematorio,

de pie en el césped negruzco,

de frac y con ojos turbios,

escucha las “Suites inglesas”

(Estación de Francia, 1999)

Y siempre, junto a él y su dolor, el violonchelo de Lluís Claret, a quien dedicará el poema “Lluís Claret: Tres Suites (2-IV-92) (Los motivos del lobo, 1993) desde la admiración de la sombra de Pau Casals. Será la música del cellista andorrano quien pronuncie la última despedida a Joana en el poema "Mañana de domingo con música de Lluís Claret”:

Ha salido Lluís al escenario

con el violoncelo. Le oiremos pronto

tocar el «Aria pastoral» de Bach

para decirte adiós en Montjuïc.

Para saber a dónde vas,

seguiremos el rastro de la música

(Joana, 2002)

Joan Margarit, ¿dónde te encontraremos?

Hoy el poeta descansa junto a su amada hija –“Ser su padre ha significado estar siempre junto a lo más delicado y bondadoso que puede ofrecer la vida”–. Antes de partir nos dijo bien dónde deberíamos buscarlo, al confesarnos dónde iría en su poema “Última noticia”, de Cálculo de estructuras (2006). Hoy Joan Margarit habita esa otra música del cielo:

La puerta cuarteada, vieja y sucia,

que me dispongo a abrir no dará al Paraíso.

Me inclino por la música. La prefiero a la vida.The Conversation

Juan José Pastor Comín, Profesor Titular de Universidad. Área: Música. Investigación: Relaciones entre Música y Literatura, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Vida, amor y muerte de Lois Pereiro, un poeta beat a la gallega

Lois Pereiro fotografiado por Vari Caramés. Foto: Vari Caramés ©
Ana Acuña Trabazo, Universidade de Vigo

Porque la poesía es “algo que se arranca a la muerte”, el poeta gallego Lois Pereiro sigue concitando actos expansivos como el celebrado con motivo de los 25 años de su muerte. El 5 de junio de 2021 un grupo heterogéneo de personas se reunía para homenajear a quien diez años antes la Real Academia Galega había dedicado el Día das Letras Galegas. También en este año 2021 se han publicado los cuadernos de viaje de Lois Pereiro, Cadernos persoais, condensados por Ramón Rozas en la frase “a dor de ser feliz” (“el dolor de ser feliz”).

Primera estación: Monforte de Lemos

Luis Ángel Sánchez Pereiro, Lois Pereiro, ve la luz en 1958 en Monforte de Lemos, ciudad gallega con un importante nudo ferroviario, circunstancia que nos permitirá recorrer su vida y su obra. Y en una “época muy especial en la que su generación llegaba un poco tarde a todo”, de ahí que se considerase parte de una Beat Generation a la gallega.

Segunda estación: Madrid

Portada de la revista Loia, en la que Lois Pereiro publicó sus primeros poemas. Archivo familiar.

En el año 1975 Lois Pereiro se traslada a Madrid para estudiar primero Sociología y, finalmente, idiomas. En la capital aprovecha todas sus posibilidades culturales (cine, conciertos, recitales…) y junto a un grupo de personas “madrigallegas” (Vicente Araguas, Fermín Bouza, Menchu Lamas, Antón Patiño, Xosé Manuel Pereiro, Manuel Rivas…) crea Loia, revista underground en la que Lois Pereiro publica sus primeiros poemas en los anos setenta.

Otras experiencias marcan su vida en la época madrileña: los viajes (Irlanda, Edimburgo, París, Ámsterdam, Francia…) y el envenenamiento con el aceite de la colza.

Tercera estación: A Coruña

Tras un transbordo en Monforte, Lois Pereiro se asienta en A Coruña. Eran los años de la movida, del movimiento Atlántica y del atlantismo, de creación de nuevas publicaciones periódicas (Das Capital, Dorna, Trilateral, La Naval, Anima+l y Luzes de Galiza) y de proyectos poéticos (De amor e desamor) en los que Pereiro colabora.

Sus inquietudes culturales y artísticas continúan con nuevos viajes y se diversifican: letrista para el grupo de rock Radio Océano (uno de los temas más populares de la banda se compuso sobre el poema “Narcisismo”), guionista y actor en un cortometraje.

Lois Pereiro.

Alerta y vigilante

(…) Humos de Barakaldo Rentería Sestao largos inviernos en los

cuerpos desde dentro y hierro húmedo en los aceros de la Ría

del Nervión con el Ruhr cruzado en los trenes de la Deustsche

Bahn tocando carne de

San Pauli

Kreuzberg con hambre de Kebab paseando libres a

la sombra del Muro cuero, vodka y Pogo demolición

alternativa en revuelta eficaz El olor ácido de sudor

a sueño ferroviario a las cinco de la mañana

con sabañones de dos noches y dos días en mono de metal

Pena Moa Carqueixo o Bao en váteres de dolor entre

herrumbre

y mil niveles de miedo estratos de escalofríos sobre

la miseria

que nos clavó o tiempo uno por uno (…)

(Obra completa. Edición bilingüe, traducción de D. Salgado)

No deja de escribir y reescribir y su actividad poética culmina con la publicación de su primer libro individual titulado Poemas 1981/1991 (1992). El poemario reúne composiciones dispersas en revistas y libros colectivos.

Lois Pereiro leyendo en su casa de A Coruña. Foto: Isabel Romero / Archivo familiar

La salud de Lois Pereiro empeora de manera importante y esta experiencia extrema tiene su prolongación poética en su segundo libro, Poesía última de amor e infermidade (1992-1995) (1996), influido por las estancias en el hospital.

Según su testimonio, en el poemario brilla o se nubla su vida de los últimos cuatro años “y que en ciertos momentos me llevaron, como somnámbulo indiferente ante la vida y la muerte, a esa incierta puerta giratoria entre la estancia iluminada de la supervivencia y el silencio eterno” (última entrevista concedida a M. Rivas en Lois Pereiro. Achegas críticas).

Lois Pereiro muere en A Coruña el 24 de mayo de 1996, fecha de la sentencia del caso de la colza que fijaba la indemnización para los afectados. Un año antes escribe una carta a modo de diario, Conversa ultramarina (2010), dirigida a Piedad Cabo que en aquel entonces residía en San Francisco.

Mesa de trabajo de Lois Pereiro. Archivo familiar

“Contra la muerte el amor que va conmigo” (L.P.)

Tal y como anuncian los títulos, las obras de Lois Pereiro abordan su vida, el amor, la muerte y la intertextualidad con referencias (literarias, fílmicas y musicales) en varios idiomas pero sin olvidar Galicia y su decisión de ser escritor en lengua gallega.

Los primeros ejes temáticos son los que sitúan a Lois Pereiro como el escritor más rosaliano de su generación).

(Contra la muerte el amor que va conmigo)

De los días que reserva para mí el destino

cada una de sus noches por vivir

sería la última

la única esencial

si pudiese vivirte a ti también

trasnochado sobre tu cuerpo en calma

cohabitando tus sueños

sobrevivido a mi inexistencia

soñado en tus noches

o prorrogado en ti.

(Obra completa. Edición bilingüe, traducción de D. Salgado)

Además de poesía, Lois Pereiro publica en revistas prosa narrativa y ensayística. Trechos escollidos dunha novela inédita (1985) y Relato (1989), reelaborados, formarán parte de la novela póstuma Náufragos do paradiso (1997>2011), crónica de una incomunicación ambientada en un paisaje frío e industrial. En cuanto al ensayo, Pereiro se ocupa, entre otros, de temas literarios (Ezra Pound, Thomas Bernhard…).

De especial interés resulta su manifiesto Modesta proposición para facer xirar a roda hidráulica dunha cíclica historia universal da infamia en el que combina su concepción literaria con su atención a los conflictos e injusticias del momento y que no han perdido actualidad.

“Vivir como un mero ‛sobrevivir a lo vivido’”

Nuevas ondas expansivas derivadas de la modernidad de Lois Pereiro seguirán convocándonos en homenajes futuros pues, en palabras de P. Gimferrer, “no hay incluso línea suya que no nos llame la atención y nos sacuda de inmediato por su extraordinaria intensidad”.The Conversation

Ana Acuña Trabazo, profesora del Área de Filología Gallega y Portuguesa, Universidade de Vigo

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

domingo, 18 de julio de 2021

Corcheas iguales pero diferentes: el secreto de Pau Casals desvelado por el ordenador

Pau Casals fotografiado por Ferdinand Schmutzer en 1914. Wikimedia Commons
Igor Saenz Abarzuza, Universidad Pública de Navarra

Pau Casals fue un activista: reconocida figura del catalanismo, se exilió en Prades (Francia) en su mejor momento profesional. Era una estrella del violonchelo cuando decidió hacer un estricto boicot artístico a los países que reconocían el régimen dictatorial de Franco, lo que lo dejó sin muchas opciones.

Curiosamente, el que fuera protegido de la reina María Cristina y compañero de pupitre de Alfonso XIII, posteriormente sería acérrimo defensor de la legítima II República. Casals, tenaz en su empeño y convicciones, no paró de ayudar a los exiliados y de presionar allí donde era escuchado.

Queda en el imaginario colectivo un nonagenario Casals tocando su Cant dels Ocells o dando el famoso discurso en la ONU en 1971 pidiendo paz. Rodeado siempre de destacadas figuras intelectuales, políticas y musicales de su tiempo, fue tal la importancia del Casals más militante, que su inmenso legado musical ha quedado en un segundo plano.

Reconocido por colegas, discípulos y público, su nombre se escribe con letras de oro en la historia de la música tanto por su contribución al violonchelo, como por su labor musical más allá de su instrumento.

Revisión crítica

A falta de una revisión crítica de su vida y obra, la gran parte de sus biografías (publicadas antes de la muerte de Casals), idealizan su persona ocultando partes controvertidas como los devenires de su matrimonio con Susan Metcalfe, la relación con Frasquita de Capdevila o su vínculo con la también violonchelista Guillermina Suggia. También queda por dilucidar su papel en la Operación Serenidad en Puerto Rico, país natal de su madre.

Estos asuntos han sido revisados críticamente por la profesora de la Universidad de Montana Silvia Lazo, para poder, más allá de su vida personal, descubrir al músico que hay detrás del mito.

Pau Casals en 1915. Wikimedia Commons / Library of Congress

Autodidacta y solidario

El músico Pau Casals, o Pablo, como se le conocía en el extranjero, atesora destacados logros: fue el primer concertista profesional del violonchelo de la historia, un eminente director de orquesta y también compositor, un virtuoso prácticamente autodidacta. Con una clara conciencia social, se preocupó de llevar la música clásica de calidad a los más humildes, creando y financiando su propia orquesta en Barcelona.

Destaca el hito de ser el primero en grabar las Seis Suites para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach, y el primero también en registrar una obra completa de tal envergadura. Lo que parecía a priori una mala estrategia comercial, resultó un acierto que otros músicos se apresuraron a imitar.

Análisis computacional

Con una personalidad arrolladora que se dejaba oír en su música, Casals sabía perfectamente lo que hacía cuando tocaba el violonchelo, como se ha podido demostrar gracias a los actuales medios de análisis. En concreto, la investigación realizada con medios computacionales sobre su interpretación de la Sarabande de la 5ª Suite, uno de los 36 movimientos que forman el conjunto de las Suites, demuestra su minucioso control del tiempo.

Esta obra, compuesta de 108 notas, tiene la peculiaridad de que 100 de estas notas tienen el valor rítmico de corchea, es decir, duran lo mismo sobre el papel. En otras palabras, la obra tiene poca variedad en cuanto a las duraciones de cada nota se refiere, pero esto es solo aparentemente.

Corcheas infinitesimalmente distintas

Según la partitura, todas estas corcheas deberían durar lo mismo, pero es aquí donde entra en juego el intérprete musical. Viendo los resultados del tiempo usado en el análisis de la Sarabande, la interpretación de Pau Casals se puede explicar a unos niveles que no son perceptibles a tiempo real.

Hoy, los ordenadores permiten analizar lo que pasa inadvertido para el común de los oyentes, pero que genios como Casals hacían deliberadamente. Gracias al programa libre Sonic Visualiser, un proyecto emprendido por la Universidad de Londres y que cuenta con equipos por todo el mundo, hay disponibles plugins que analizan diferentes parámetros del sonido: entre estos, los que permiten medir las duraciones hasta la mínima expresión.

El genio intuitivo de Casals

En el caso de la Sarabande, nos fijamos en cuánto dura cada una de las 108 notas. Es ahí, en el detalle, donde se ve al genio: tomándose la libertad de hacer durar diferente las 108 notas, esta variedad no impide a Casals respetar en todo momento la partitura de Bach.

Es más, parece que lo de saber qué hacer con cada nota no es genuino del intérprete catalán, sino uno de los secretos de los grandes maestros y de las grandes maestras. En otra reciente investigación publicada en 2021, y que parte de la mencionada anteriormente, se compara la interpretación que Pau Casals hizo con la Sarabande registrada por la violonchelista y pedagoga francesa Anne Gastinel.

La interpretación de Casals de 1939 y la de Gastinel de 2007 se llevan 68 años. Si reparamos en la duración de la grabación en el disco, la de la violonchelista francesa dura 2 minutos y 44,977 segundos, mientras que la de Casals, 2 minutos y 47,626 segundos. Por tanto, la diferencia es tan solo de 2,649 segundos.

Es paradójica esta práctica coincidencia en la duración total, ya que Bach, quien con su muerte en 1750 marca el final del barroco, no especificó la velocidad con la que la Sarabande debía ser interpretada y por eso otras versiones tienen duraciones que varían mucho más. Hay que recordar que la costumbre de especificar la velocidad con un metrónomo tardaría todavía unos años, no estandarizándose hasta Beethoven.

Iguales pero muy diferentes

¿Coincidencia? Este escaso margen de duración entre las dos versiones de la Sarabande las hace idóneas para compararlas en busca de convergencias y divergencias. Con esto ya surge la pregunta: ¿hay diferencias entre ambas interpretaciones? Sí las hay: el resultado del análisis computacional muestra las diferentes posibilidades que manejan los dos genios con la misma obra y en el mismo lapso de tiempo. Sin hacer lo mismo, tanto Pau Casals como Anne Gastinel tocan sin duda lo que Bach escribió.

Queda demostrado: Casals y Gastinel sabían perfectamente lo que se hacían en cada segundo y por debajo del mismo. Ahí están las manos del intérprete y de la intérprete. Así, las dos versiones de la Sarabande están llenas de variedad en el mínimo detalle que nos ofrece el microscopio de los datos de las duraciones de cada nota al milisegundo.

En casi el mismo tiempo, dos propuestas diferentes. Por lo tanto, como demuestran ambos maestros, hay margen para la interpretación musical. Un reproductor MIDI haría iguales todas las corcheas y una inteligencia artificial haría tres cuartos de lo mismo, por lo que el factor humano prevalece (al menos de momento). Estas investigaciones corroboran lo que tantas veces repetía Casals:

“Toda la fantasía que quieran… ¡pero con orden!”The Conversation

Igor Saenz Abarzuza, Profesor Ayudante Doctor del Área de Música, Universidad Pública de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

martes, 13 de julio de 2021

Un artículo sobre los beneficios cerebrales de la música gana el certamen de divulgación Fundación Lilly-The Conversation

Shutterstock / GrAl
The Conversation España, The Conversation

El artículo ¿Cuáles son los beneficios cerebrales de tocar un instrumento?, de Rafael Román Caballero, estudiante de doctorado en el Grupo de Investigación de Neurociencia Cognitiva del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, ha sido el trabajo galardonado en la primera edición del Premio de Divulgación sobre Medicina y Salud Fundación Lilly-The Conversation.

El segundo premio ha sido otorgado al artículo La vida secreta de las plaquetas, de Patricia Martínez Botía, que actualmente cursa el Programa de Doctorado en Ciencias de la Salud de la Universidad de Oviedo y el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA).

Se han presentado 128 candidaturas a esta primera edición. El jurado, compuesto por 8 personalidades de reconocido prestigio nacional en el ámbito de la docencia e investigación en salud y medicina, en la divulgación del conocimiento y en el periodismo, ha puesto de relieve el nivel de los trabajos, su estructura narrativa y el uso de ingeniosos recursos literarios. En cuanto a los dos ganadores, destacan por ser ejemplos de cómo acercar la ciencia a la ciudadanía y demuestran que la ciencia también es cultura.

“La divulgación del conocimiento no es solo parte del servicio de la ciencia a la sociedad, también conlleva el placer de observar cómo todas esas ideas evolucionan”, explica Román sobre su labor divulgativa. Su artículo, ganador de la edición, trata la importancia de practicar un instrumento, una actividad que podría potenciar el desarrollo cognitivo y escolar durante la infancia y proteger contra el envejecimiento natural de capacidades como la memoria o la atención. El jurado ha destacado el “hermoso ejercicio de mestizaje” realizado por el autor y el hecho de que hable de ciencia y de arte, pero también de desigualdades, citando en particular a niñas y niños de ambientes desfavorecidos y personas mayores.

Por su parte, la finalista Patricia Martínez Botía señala que esta experiencia, muy edificante en términos de “traducir” su trabajo a todos los públicos, “supone también una oportunidad excelente para abrir una ventana a la sociedad y que se conozcan los ámbitos de trabajo de los investigadores jóvenes”. Su artículo versa sobre las plaquetas, que gracias a sus funciones se convierten no solo en actores para tener cuenta a la hora de investigar, sino también en potenciales dianas y factores terapéuticos. El jurado ha valorado esta historia por su novedad y originalidad, contada con rigor científico, pero de forma amena y muy accesible.

Además de los dos artículos galardonados, el jurado ha elegido otros ocho trabajos de entre todas las candidaturas presentadas. Todos ellos serán publicados en la edición en español de The Conversation durante las próximas semanas, coincidiendo con el tercer aniversario del lanzamiento de esta plataforma.

Un impulso a la divulgación científica en habla hispana

Dirigido a doctorandos y personal docente o investigador menores de 30 años vinculados a universidades o centros de investigación, este galardón, nacido con carácter de continuidad, tiene como objetivo promover y reconocer la divulgación en salud y medicina, fomentar la utilización del español como lengua para la transmisión del conocimiento científico en general y de las ciencias de la salud en particular, así como impulsar la divulgación social del conocimiento en el ámbito hispanohablante.

Es, pues, un reflejo del compromiso de ambas instituciones por abrir y diseminar el conocimiento científico desarrollado en español procedente del mundo académico y divulgarlo a la sociedad, dotando a la opinión pública de una mayor claridad y profundidad en el ámbito de la ciencia, especialmente en salud y medicina.

El jurado de estos premios, designado por la Fundación Lilly y The Conversation España, ha estado compuesto por Elea Giménez, científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y directora del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC; Fernando A. Navarro, médico especialista en Farmacología clínica y traductor médico; Pablo Izquierdo, neurocientífico y director de Política Científica de la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido (CERU/SRUK); Marta Macho, doctora en Matemáticas en la Facultad de Ciencia y Tecnología, departamento de Matemáticas de la Universidad del País Vasco; Ignacio López Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra y autor del blog microBIO; Elena Lázaro, coordinadora de la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Córdoba y presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica; Francisco López Muñoz, vicerrector de Investigación y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela; y Matilde Cañelles López, investigadora científica del Instituto de Filosofía del CSIC (IFS-CSIC), Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (CCHS-CSIC).The Conversation

The Conversation España, Editor, The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.