jueves, 18 de agosto de 2022

Evolución de la audición musical y de su negocio

Luisondome



Toda la vida, desde que era niño, escuche música de todo tipo, gracias a que en mi casa había afición a la música. Mi padre tenía allá por los 60´s, una buena colección de vinilos de 33 , 45 y 78 RPM, con un buen amplificador, un buen par de baifes, un tocadiscos estéreo, y un gran magnetófono de bobina en el que mi padre grababa la música, especialmente la que emitía RNE Clásica en FM estéreo, todos ellos de la marca Telefünken. Clásica, boleros, música orquestal y música ligera era lo que le gustaba a mi padre y era lo que yo escuchaba en mi niñez.


En 1962 Phillips saca al mercado el primer reproductor de casetes y pronto se populariza este soporte gracias a su portabilidad. Poco después, en 1965 es cuando yo en mi adolescencia inicio mi propia colección musical. En España empezaban a surgir los primeros grupos de música pop, y los primeros cantantes de música ligera. Los Brincos, Los Sirex, el Duo Dinámico, Raphael empezaba con sus primeras canciones, etc.


En las salas de fiestas había actuaciones en directo que convocaban a un gran número de asistentes. Comenzaron a aparecer las primeras tiendas de discos, y la música se convirtió en un negocio millonario para las discográficas. Mis primeras compras fueron en esa época, casetes y vinilos se empezaron a acumular en las estanterías, hasta que de nuevo Phillips en 1982 sacó el primer Compact Disc o CD, que permitía escuchar la música en formato digital, se suponía que con mas calidad. 


Dejé entonces de comprar casetes, y prácticamente vinilos y comencé a coleccionar música en CD. Hasta la fecha, mi colección musical es de unos 500 vinilos, mientras que de los casetes me deshice mas adelante, porque aguantan mal el paso del tiempo y se pierde la grabación. Ahora tengo unos cuantos cientos de CD´s, un autentico capital invertido en música.


El siguiente paso fueron los reproductores de mp 3, que unidos a unos auriculares permitían disfrutar de la música en cualquier momento, en cualquier lugar, y sin molestar a nadie. La música pasó a ser entonces un acto intimo, en el que solo estabas tu y tu música, aislados del resto del mundo. La musica iba donde ti ibas y te acompañaba. Adios a los vinilos y a los casetes.


Vino entonces Steve Jobs a presentarnos el iPod en el año 2001, aparato que adquirí a principios de 2002 y que aún conservo y utilizo, que tenía una capacidad de 5 Gigas, lo que permitía grabar miles de canciones y que cabía en el bolsillo de la camisa, reproduciendo la música con una gran calidad. Pensé entonces que era el avance definitivo, craso error porque el mundo no para y todo se puede mejorar, incluso los iPods, que tuvieron sucesivas generaciones, tamaños y capacidades.



Digitalicé la mayor parte de mi discografía y la guarde en un disco duro y en iTunes. Pero entonces empezaron a surgir nuevos formatos de CD´s de alta calidad: los conocidos Super Audio Cd, los menos conocido formatos como los Super Discs de Monster Music, el formato de JVC conocido por las siglas XXRCD, el HDAD 24/192, el HDCD de Reference Recordings, el Extended Audio Disc  de EMI Records, el Dual Disc que por un lado contenía la grabación en audio y por el otro en video, o el DVD Audio, y ya mas adelante las grabaciones musicales en el formato DVD Video y en Blue Ray. Entonces comencé de nuevo adquirir grabaciones en estos formatos hasta recopilar unas 200 grabaciones, muy difíciles de conseguir, pues muchas de ellas vinieron de los EE UU o de Japón, porque en Europa era casi inexistentes hasta la llegada del DVD.


Pues todo este esfuerzo, casi podría decir que resultó inútil al aparecer la música en Streaming. En 2006 inició su actividad Spotify que pronto se popularizó, y un año mas tarde de nuevo Steve Jobs se marca un tanto con el lanzamiento del iPhone, ya podía entonces prescindir del iPod porque llevaría mi música en el teléfono móvil, bien en la memoria, o bien en aplicaciones de música en streaming.


Tenía iTunes, que era la base de mi colección musical en el teléfono y en el ordenador, y tenía Spotify, que me permitía organizar la música, por temas , estilos o cantantes. Ademas el streaming se fue perfeccionando mejorando notablemente la calidad, especialmente la ofrecida por Apple One, lo que satisfacía mis exigentes necesidades de calidad.


Hoy Mónica Mena publica en Statista los datos de como hoy escucha la gente música, lo que nos da una idea de como ha evolucionado el sector y el personal disfruta de la música.



El dato es asombroso. El streaming, incluyendo aquel financiado por publicidad, supuso en 2021 cerca del 70% de los ingresos generados por la industria de la música grabada a nivel mundial, mientras que los soportes de audio físicos representaron algo menos del 20%. 


Los datos de la Global Consumer Survey de Statista también muestran que los CDs y otros formatos físicos tienen un nicho de adeptos reducido, al menos en comparación con su tamaño anterior. Según la encuesta, la proporción de entrevistados en España que nunca escucha música en soporte físico es del 74%, una cifra incluso comparativamente baja, como muestra el siguiente gráfico. En China, por ejemplo, el 87% de los encuestados evita la música en formato físico. También en Brasil, México, Francia y Estados Unidos la proporción supera las tres cuartas partes. 


Entonces, ¿hemos llegado al final del camino? Desde Luego que no. Creo que la próxima parada está en el metaverso. La realidad virtual y la realidad aumentada nos han de proporcionar nuevas formas del disfrute de la música. Ya no será solo la escucha de las canciones, ni siquiera el poder visualizar las performances de los artistas en video, bien sea a través de plataformas como YouTuve o Vimeo.


El futuro como digo está en el metaverso, que podrá proporcionarnos una experiencia totalmente inmersiva. No estamos hablando solo una experiencia mucho mas potente en el disfrute de una actuación musical, estamos hablando de un negocio enorme, capaz de generar ingentes cantidades de ingresos, gracias a su poder de convocatoria y a su atractivo.


Una de las primeras iniciativas de conciertos en el metaverso se dio en Fortnite. Parece sideral la cifra de 12 millones de asistentes a un solo concierto que ofreció Travis Scott en esta la plataforma, y que decir de los 27,7 millones de asistentes en la serie de 5 conciertos celebrados en Fortnite, lo que le permitió recaudar mas de 20 millones de dólares. Para que nos demos una idea, durante la gira Astroworld que Scott emprendió entre 2018 y 2019 por 56 ciudades de Estados Unidos y que duró cuatro meses, recaudó aproximadamente 53,5 millones de dólares. Establezcan entonces la diferencia en lo que a la capacidad de recaudación se refiere.


Vemos como MTV crea los primeros premios para los conciertos en el Metaverso, como aparecen las primeras salas virtuales de conciertos en el metaverso. Virtual Voyayers es una compañía española que está detrás de Horizon Venues, la plataforma de Meta para los conciertos en el metaverso.


En otra plataforma, en este caso Roblox, vemos como Pull&Bear, la marca de moda joven del Grupo Inditex patrocinó el primer concierto de Nicki Nicole celebrado en España. Son muchas las posibilidades que tiene el metaverso, y no solo para los artistas, también las empresas están buscando sinergias que se puedan entremezclar y que mejores la experiencia visual y sensorial de los espectadores. A moda y la música, sin ir mas lejos, siempre fueron de la mano en los desfiles. El mundo empresarial está comenzando a apreciar las posibilidades que la realidad virtual les ofrece, las grandes corporaciones, como Facebook, Apple o Google están invirtiendo mucho dinero y esfuerzo en su desarrollo, y no han de pasar muchos años, hasta que nos veamos inmersos en un nuevo mundo de realidad virtual.


En el siglo pasado, solo había tres actores en el mundo de la música: los artistas, los promotores de conciertos y actuaciones, y las discográficas. Hoy se ha dado entrada a dos actores mas, ambos muy poderosos. Hablamos de las empresas publicitarias, y de las empresas que necesitan anunciarse. Ambas son capaces de generar beneficios mucho mas grandes, inimaginables en los tiempos pretéritos. Ese dinero está llamando a la puerta del sector, y todos los intervinieres van a querer participar de la nueva fiesta de la música, y quien puede hacer esto posible tiene un nombre: Metaverso.

martes, 16 de agosto de 2022

El Negocio de la música en directo está mudando la piel

  Luisondome



El crecimiento de la afluencia del público español a los diversos festivales de música que se celebran durante todo el año, pero especialmente en los meses de verano, –alrededor de 3,5 millones de personas acuden a uno cada año– ha llamado la atención de los grandes inversores, muchos de los cuales han abandonado sus inversiones en otros sectores ante la alta rentabilidad de este tipo de eventos en directo, y han empezado a invertir en el sector grandes cantidades de dinero. El reclamo es que en España se celebran alrededor de 1.000 eventos en directo, que atraen a un buen número de visitantes internacionales, en su mayoría británicos.


Mapa de la concentración de Festivales en España


España es uno de los países mas visitados del mundo. En 2019 recibió mas de 83 millones de personas. Los turistas extranjeros que llegan a España durante la temporada de verano, no solo vienen por nuestro buen tiempo, nuestra cultura y nuestra gastronomía, también vienen para acudir a alguno de los festivales de música nacionales, y en ellos se gastan una media de 430 euros, según el Anuario de la Música en Vivo. Unas cifras nada desdeñables, teniendo en cuenta que en muchos de los casos el alojamiento está incluido -en un camping- dentro de la propia entrada al recinto del festival.


¿De dónde obtienen las empresas organizadoras de festivales de música su millonaria facturación? 


La venta de entradas es el ingreso más evidente en este negocio. Este importe es muy variable, dependiendo del tipo de evento, pero el coste medio por entrada se sitúa alrededor de los 90 euros. Según Ticketmaster, durante el año pasado se incrementó en un 116% el número de turistas extranjeros que asistieron a festivales y macroconciertos en España. Un dato relevante es el de la subida en el precio de los abonos en los últimos años, con un incremento medio del 8,3%.


Pero además de la venta de entradas, los festivales de música obtienen grandes beneficios de otras actividades, como la venta de bebidas y comida, el patrocinio de las marcas que quieran promocionarse entre los asistentes, las acuerdos con empresas que montan un camping para los espectadores, o las que prestan servicios de autobuses que conectan el recinto del festival con el centro de la localidad donde se organice, y con las localidades próximas, etc.


Según la Asociación de Promotores Musicales (APM), en el año 2021, el sector ingresó 157 millones de euros con casi 1.000 festivales de música organizados en España, son cifras que están lejos de los 382,5 millones de euros ingresados en 2019, lo que que supuso un 55% menos que en ese año y tan solo una mejora del 13% respecto el año en el que comenzaba la pandemia, 2020. 



Los excesos de la publicidad en los festivales


Otra de las grandes fuentes de ingreso para los promotores de los festivales, son los ingresos por publicidad. Los  festivales de verano tienen en el marketing uno de sus principales pilares. En este sentido, muchas marcas comerciales conocidas han sabido aprovechar el filón y publicitar sus productos en festivales o utilizar la simulación de contextos festivaleros en sus anuncios.


Pero los asistentes a los festivales se quejan del excesivo peso de la publicidad en estos. Cuando los festivaleros más militantes critican el exceso de publicidad en los recintos, se le suele responder que esas campañas son imprescindibles para mantener bajos los precios de las entradas, pero la realidad es que estos ingresos les sirven para engordar los beneficios que obtienen.


La sobredosis publicitaria en nuestros festivales es de tal calibre que no solo preocupa a los puristas, sino también a los ejecutivos de agencias, que consideran que entre tanta saturación de logotipos su inversión pierde fuerza, creando un efecto de saturación y rechazo en el consumidor potencial. “Estoy de acuerdo. Hace unos pocos años, era sencillo relacionar a un festival o incluso un equipo de fútbol con su patrocinador principal. Ahora son tantas las campañas se introducen en el entramado publicitario, que resulta muy complicado para una marca destacar entre todas.


Supongo que a los directivos les cuesta resistir la tentación de un nuevo patrocinador que llega con un cheque, pero también es innegable que el aumento de presencia corporativa no ha servido para controlar los precios de las entradas”, admite. “Quizá los directores de festivales deberían ser más honestos en su discurso y explicar que el lucro es la motivación central de su actividad”, ironiza.


¿Cual es el impacto económico de los festivales en la economía?


El impacto económico total estimado en nuestro país alcanza los 5.600 millones de euros, concentrando Cataluña en 44%. Solo los diez principales festivales tienen un impacto que supera los 400 millones de euros. 


¿Cuál es el presupuesto medio de un festival en España? 


El presupuesto medio para montar un festival en España está en torno a los 640.000 euros. 


¿Cuántos espectadores mueven al año? 


En 2022 se cuenta con superar la cifra de 6 millones de asistentes a los Festivales. 


¿Qué volumen de empleo suelen generar? 


Varía mucho en función de la importancia del festival, de su duración, pues los hay que duran un solo día ha varios días; depende también  del numero de escenarios del festival, pero se puede decir que se crean una media de 130 puestos directos y unos 230 indirectos. 


¿Cuál es el peso tienen patrocinios y subvenciones? 


Varía mucho en función del peso y la categoría del festival, pero puede estar en torno a un 11% para el patrocinio por parte de empresas e instituciones, y un 7 % para las subvenciones con dinero procedente de los presupuestos de las administraciones públicas. 


Los informes de impacto económico, muchas veces sirven para orientar a los ayuntamientos a la hora de decidir la cuantía de las subvenciones que les otorgan. Festivales como el Primavera Sound, Sónar y Festival Internacional de Benicàssim cuentan con un cincuenta por ciento de público extranjero. Una parte de esa clientela foránea recurre a paquetes turísticos que se compran en el país de origen; otros realizan parte de su consumo a través de empresas de Silicon Valley (Uber, Cabify, Airbnb), además de que la promotora del festival (pongamos Live Nation) puede ser una marca extranjera (Benicàssim pasó por manos británicas y fondos estadounidenses han comprado porciones importantes de Sónar y Primavera Sound). 


¿Cuánto dinero se suele dejar un festivalero en su festival favorito? 


Depende también del festival, de los servicios que este preste, y de la duración del mismo. En los mas grandes, los asistentes se pueden dejar una media de unos 100 euros por día, o 500 euros de media por festival al que  asiste.


¿Cuánto dinero realmente se queda en España por cada festival? 


Hay demasiadas variables para poder calcular una cifra, pues no hay nadie que pueda medir con exactitud el dinero que se dejan los extranjeros pues hay de todo, aunque hay algunas estimaciones sobre la media. Bien es cierto que parte del presupuesto se queda en la ciudad organizadora. Siempre hay derivadas interesantes para la economía local, especialmente para la hostelería, los hoteles y las tiendas locales. Por otra parte los festivaleros de fuera causan un ‘efecto llamada’ que sirve de reclamo para que el público local y los que proceden de otras localidades  se sientan atraídos y acudan al festival. Es el caso  del Primavera Sound.


¿Y que pasa con los músicos?


Otros de los afectados por este cuello de botella de festivales están siendo los propios artistas. A la saturación de eventos de este estilo, se suma ahora una situación que ya era inestable de por sí, con dinámicas tóxicas como los largos y pesados viajes de una punta a otra del territorio para poder tocar en 2 festivales diferentes, en un mismo fin de semana. 


Por otra parte, los organizadores de los festivales están centrando sus esfuerzos y su presupuesto en la contratación de grandes artistas, para garantizarse así un gran número de asistentes, y fortalecer el patrocinio de su festival por parte de empresas y las subvenciones por parte de instituciones públicas.


La necesidad de agotar entradas se traduce en ofertas fastuosas para grupos consolidados por un lado  y en cheques de supervivencia de 500 € para los grupos emergentes, a los que se les trata como guarnición o relleno por el otro lado. Contratar a los nombres más potentes y a los grupos que están de moda en cada temporada es una gesta que tiene su impronta entre los patrocinadores, y que les influye a la hora de repartir el presupuesto de posibles patrocinios para la temporada siguiente. Las diferencias son abismales y muy injustas a la hora de repartir este presupuesto entre los artistas.


No es viable que un festival de relumbrón, que le está pagando a lo mejor 3 millones de euros a un cabeza de cartel, quiera pagar a los grupos de relleno 500 €, ponga un camerino súper chungo y programe para tocar a las 5 de la tarde cuando nadie escucha, con un sol de justicia.


¿Y que pasa con los trabajadores?


La precarización de su situación laboral ha generado que este año se produzcan accidentes como el ocurrido en junio durante las labores de montaje del escenario del festival O Son do Camiño (Santiago de Compostela), que dejaba 3 ingresados en el hospital, uno de ellos en la UCI. 


Al deterioro de las condiciones laborales que ya venían sufriendo desde antes de la pandemia, se suman cuestiones como la escasez de materiales por el aumento significativo del número de eventos que se ha producido este año. 


Por otra parte, la concentración de los festivales especialmente en los meses de Junio, y Agosto, y especialmente en Julio ha tenido como consecuencia el que que no haya personal técnico para poder contratar, no haya equipos de sonido de suficiente calidad para cubrir la demanda, teniendo que echar mano de equipos viejos o de dudosa calidad, que no haya material físico suficiente como cables o micrófonos, o que incluso no haya transporte para mover los materiales y el personal. 


La cutrez entonces asoma en los escenarios por el horizonte, lo que desprestigia el festival y todo lo que en torno a el se mueve, poniendo en riesgo además la seguridad de instalaciones y público, como se ha visto este año, con los problemas habidos en Son do Camino en Santiago de Compostela, o en el Medusa Festival de Cullera, con un muerto y 40 heridos, por citar solo dos. 


Muchos otros han sido cancelados por diversos motivos, como el FanFan Festival de Madrid, o  el Festival Diversity de Valencia, cancelado por sus organizadores por no poder garantizar la seguridad de sus instalaciones, o el Madrid Puro Reggaeton Festival, con 40.000 entradas vendidas, que era cancelado 24 horas antes de dar comienzo después de que la Comunidad de Madrid argumentara que la documentación presentada por el evento no reunía los requisitos necesarios en materia de seguridad o el Benás Festival de Huelva, el Reggaeton Beach, que han corrido la misma suerte. 


Estas cancelaciones parecen ser ya síntomas de una burbuja que se habría formado en el sector de la música en directo en España, y que vendría motivada por la imposibilidad de haber celebrado festivales en 2020 y 2021, según escribe Ramón Armero en Business Insider.


Es cierto que hay un problema grave de precariedad en el sector. Resulta fácil de justificar, porque la parte central de la actividad económica de un festival ocurre en unos pocos días del año. Esta precariedad se está cimentando sobre la pérdida de dinero por parte de los promotores de festivales. Si en eventos en los  se presupone que deberían entrar 30.000 personas, finalmente solo han entrado 10.000, no se han cubierto los gastos para nada. Entonces lo de contratar los camareros en otro país como Portugal a los que se les paga con salarios mas bajos, mientras que al mismo tiempo se reciben subvenciones de tu autonomía o del ayuntamiento, es difícilmente defendible.


¿Y Cual es el futuro del sector?




En el corto plazo, el sector parece estar en la antesala de una burbuja que en cualquier momento puede estallar, lo que obligará a su recomposición hacia un nuevo equilibrio. España no tiene capacidad para absorber tanta oferta festivalera, y tan concentrada en prácticamente dos meses del año. Muchos de los festivales se irán cayendo del calendario festivalero por no poder sobrevivir. Los patrocinadores terminarán poniendo su dinero selectivamente en aquellos que les dan mejores garantías de recuperar su inversión. 


Los demás tendrán serias dificultades para obtener patrocinios importantes. Las Instituciones públicas tendrán que ser mas cuidadosos con sus aportaciones de dinero publico a los patrocinadores. Una ciudad no pasa a ser una ciudad de segunda por carecer de su festival. Puede tener otras cosas que atraigan a los visitantes. Los forofos festivaleros serán mas exigentes a la hora de elegir a que festival asisten.


A largo plazo, parece ser que el futuro de los festivales apunta mas hacia el metaverso y la realidad virtual. Por parte de los artistas,  ya hay pioneros que están explorando las posibilidades de esta nueva forma de hacer llegar su música de manera masiva. Pero con la vista puesta mas allá del horizonte, en el futuro puede que los festivales se convoquen en el metaverso. Plataformas como Roblox, Meta o Fortnite ya están explorando el terreno e invirtiendo grandes sumas de dinero. 


Una de las primeras iniciativas se dio en Fortnite. Parece sideral la cifra de 12 millones de asistentes a un solo concierto que tuvo Travis Scott en esta la plataforma, y los 27,7 millones de asistentes en la serie de 5 conciertos celebrados en Fortnite, lo que le permitió recaudar mas de 20 millones de dólares. Para que se den una idea, durante la gira Astroworld que Scott emprendió entre 2018 y 2019 por 56 ciudades de Estados Unidos y que duró cuatro meses, recaudó aproximadamente 53,5 millones de dólaresEstablezcan entonces la diferencia en lo que a la capacidad de recaudación se refiere.


Otros artistas como Polar, que es la cantante digital del momento están revolucionando las redes. Este año ha conseguido llegar a los 4 millones de asistentes en un festival virtual, y eso es oro para los posibles patrocinadores, que ya le tienen puesto el ojo a este tipo de convocatorias. A esta nueva realidad ya empiezan a sumarse una buena cantidad de artistas de renombre, como Ariana Grande o Marsmello.


David Guetta en cambio solo obtuvo la cifra de 906.000 asistentes a su concierto virtual en Meta, que no esta nada mal, si lo comparamos con la asistencia a un concierto presencial; menos aún obtuvo Young Thug que solo convocó a 125.000 asistentes el pasado 5 de Enero en su concierto virtual, cifra similar a la que puede caber en un estadio. Estas diferencias puede que tengan que ver con el hecho de que los conciertos se ofrezcan en realidad virtual 2D, o en 3D con 360º de campo de visión. 


A esta nueva realidad aún le queda camino por recorrer antes de que se convierta en un negocio real, pero todo hace prever de que si se consolida, su gran poder de convocatoria, la posible gratuidad porque los beneficios para los promotores vienen de los patrocinios y la publicidad, puede que hagan que los recursos de los inversores se dirijan hacia la música en vivo a través de la realidad virtual. 

sábado, 13 de agosto de 2022

Beyoncé ha revolucionado el álbum visual, ¿qué hará con ‘Renaissance’?

Fotograma del vídeo de la canción ‘Formation’, del álbum ‘Lemonade’, de Beyoncé. Beyoncé
Ana María Sedeño Valdellós, Universidad de Málaga

La digitalización y las redes sociales han favorecido un contexto de narcisismo social en el que las prácticas culturales deben ser intercambiables y canalizables por múltiples medios. Algunos artistas musicales aprovechan estas posibilidades de generación de ventanas de promoción y se construyen un estilo audiovisual coherente, homogéneo, y a la vez modificable según las condiciones particulares de la industria. Michael Jackson, David Bowie y Madonna emplearon creativamente el videoclip musical en sus carreras y experimentaron con él su presencia pública mediada.

Beyoncé, que ha entendido las consecuencias de este nuevo contexto y cómo afectan a la experiencia cultural del usuario, acaba de lanzar su nuevo disco Renaissance. Aunque en cada proyecto la artista experimenta con nuevos factores y formatos derivados del videoclip musical y el streaming en redes sociales, este último álbum no tiene por ahora un apoyo visual similar a sus anteriores trabajos.

Beyoncé en imagen

Su especialidad es el llamado álbum visual, un “producto audiovisual que tiene una relación directa con la música de un álbum del mismo artista”.

Este tipo de álbum se ha puesto de moda como proyecto transmedia y triunfa entre algunos artistas que aspiran a alcanzar una audiencia global y apelar al activismo social. El formato desarrolla una propuesta de representación visual autoexpresiva, una especie de texto estrella que permite a los artistas fabricarse identidades y roles a través de leitmotivs o motivos visuales recurrentes provenientes de anécdotas personales y ficticias.

Después de Dangerous in Love, B'day y I Am… Sasha Fierce, su álbum Beyoncé (2013) presentaba un formato innovador en la historia de la música, aunque era heredero de los álbumes conceptuales de los años setenta. Sus canciones iban acompañadas de vídeos musicales lanzados simultáneamente, al contrario que la habitual liberación de singles espaciados en el tiempo.

En un fotograma en blanco y negro, Beyoncé baila en medio de un grupo de gente.
Fotograma del videoclip de la canción Flawless, incluida en Beyoncé, que incorpora la voz en off de Chimamanda Ngozi Adichie. Beyoncé

Lemonade (2016) demostró una estrategia más redonda. Se lanzó en Tidal, compañía propiedad de Jay-Z, su esposo, y vino acompañado de su intervención en la Superbowl de 2016.

Estructurado en torno a una historia por episodios, describía estados emocionales con la voluntad de conformar un autorretrato que profundizaba en temáticas feministas, ya abordadas en su anterior trabajo. Cada videoclip parece recoger una parte de la personalidad de la artista, sin obviar una protesta tras el paso del huracán Katrina por Nueva Orleans.

La poesía de Warsan Shire en voz en off fluía entre episodios, donde se mezclaban una narrativa personal (su obsesión por el éxito, el adulterio de su marido y la reconciliación) y un discurso reivindicativo.

El disco nos dejó algunas imágenes icónicas de la artista, como la que aparece encima del coche en un paisaje inundado y lleno de desolación en “Formation”.

Beyoncé se sienta sobre el techo de un coche de policía cubierto de agua en un pueblo inundado.
Fotograma de Formation, single del álbum Lemonadeç. Beyoncé

La plena comprensión de Beyoncé del ecosistema cultural la condujo en 2020, justo tras la pandemia, a la colaboración con Disney+, la plataforma de creación y distribución de contenido que se disputa con Netflix y Amazon la hegemonía en los servicios de televisión bajo demanda.

Fruto de este entendimiento surgió The Gift, banda sonora de El Rey León (2019), y Black is King (atención a su sonido al pronunciarse, cercano a black skin, “piel negra”), en el que la artista continúa con sus propuestas audiovisuales a modo de álbum visual.

Este proyecto abraza dos imaginarios, hibridados aquí a la perfección, y compacta dos modelos de creación de sentido: un mundo fílmico con un relato claro en torno a una especie de mesías salvador del pueblo negro, y otro modelo, el de los videoclips, más conceptual, de leve narrativa, cargado de posibilidades en cuanto a motivos visuales, donde explora el uso del color, los símbolos bíblicos y referencias a la maternidad y la diáspora africana. Todo construye un relato holístico y sanador de la comunidad afroamericana.

Además, el uso de motivos permite la creación de contenido visual con referencias intertextuales y citas entre vídeos como en el caso de “Apeshit” y “Mood 4 Eva”.

Dos fotogramas de dos vídeos diferentes del álbum _Black Is King_ con Beyoncé y Jay Z de pie delante de un cuadro.
Escenas de los vídeos de ‘Apeshit’ y ‘Mood 4 Eva’ que se autorreferencian. Disney +

El cuerpo como lienzo

En Black is King y en Lemonade se producen varios patrones visuales vinculados a la presentación escultórica del cuerpo, individual o en configuraciones colectivas: funcionan como terreno coreográfico o como tableaux vivants, donde la puesta en escena, la posición de los cuerpos y el estilismo en peluquería, maquillaje y vestuario recuerdan a las portadas de revistas de moda. Los vestidos que luce en sus clips y presentaciones públicas sirven como material promocional en redes sociales, especialmente en Instagram.

Vídeo de Hold Up, canción de Lemonade.

Beyoncé ha sido extensamente criticada por la continua cosificación del cuerpo de la mujer negra y la reafirmación de estereotipos. Por el contrario, ha demostrado un apego a rodearse de mujeres exitosas en sus vídeos, amigas íntimas o famosas globales. Sus mensajes a la unidad de las mujeres y de los afroamericanos pueblan sus letras: un discurso amplificado por esos vídeos que, con sus referencias, motivos y coreografías han conquistado a público y crítica.

El cuerpo de Beyoncé se encarna en imagen en cada propuesta de trabajo, en cada vídeo, lanzado en solitario o en conjunto como álbum visual. La cantante construye su propia visualidad performativa, que sirve tanto para sus conciertos y apariciones televisivas como para ser distribuida en todos los formatos de redes sociales. Es una manera de ser ubicua, extender su presencia en todas direcciones mediáticas y convertirse en una artista total.

El Teaser de Renaissance

En Renaissance, la presentación visual únicamente la compone la portada del disco, donde de nuevo el cuerpo de la artista muestra su rotundidad de amazona. Se ha lanzado hasta ahora un único vídeo, a modo de teaser, y en YouTube aparecen lyric videos (piezas que muestran la letra de una canción mientras esta se está reproduciendo), o sencillas composiciones donde se dividen los temas en actos y episodios.

Quizás Queen Bey vuelve a los principios de la industria de la música popular, cuando lo sonoro dominaba la comunicación con los oyentes. Pero la artista ha prometido nuevos vídeos. Los esperamos.The Conversation

Ana María Sedeño Valdellós, Profesora Titular en el Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad, Universidad de Málaga

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

domingo, 7 de agosto de 2022

Tantas cosas de las que protestar, y hoy casi ya no hay canción protesta

Luisondome


Soy un gran aficionado a la música, la cual esta presente a lo largo de mi día a día. Escucho todo tipo de música: clásica, ópera, canción ligera, rock, etc. Me gusta especialmente toda aquella canción que encierra un mensaje, o que cuenta una historia, un tipo de canción que cada día escasea mas. Recuerdo las músicas de los años 60 y 70, pues me gustan los "oldies",  y entre estos  recuerdo las canciones de algunos cantautores que echo de menos, pues han puesto su firma musical a toda una época de carencias.

Echo de menos a Cecilia, grande la la canción protesta, a Pablo Guerrero, autor de A Cántaros, como a muchos otros cantautores y grupos como Aquaviva y su "Cantaré", que utilizaban la ironía en sus letras para poner en evidencia a algunas de nuestras antiguas costumbres, y a algunos personajes de antes, hoy en el olvido. Estos cantautores convirtieron sus canciones en himnos de una época, himnos que movilizan, que hoy perduran, y que cuando se necesitan, afloran de nuevo.



Echo de menos al grupo Jarcha, que cantó a la libertad, algo que en aquel tiempo hacia falta cantar porque nos faltaba:

Libertad, libertad, sin ira libertad
guardate tu miedo y tu ira.
Porque hay libertad, sin ira, libertad.
Y si no. la hay, sin duda la habrá.


Hoy estos versos son un himno que ha trascendido en el tiempo. Eran otras épocas en que nuestras sociedades, y no solo la española,  estaban atribuladas, llenas de dolores y sufrimientos por la dictadura, por la falta de libertades, por la guerra de Vietnam, por la falta de oportunidades. De estas carencias dieron buena cuenta las letras de sus canciones. 

Hoy en cambio ya casi no hay canción protesta, cuando hay muchas cosas de las que protestar, y la mayoría de las letras de las canciones no dicen nada. Escasea la música que hoy refleje lo que es nuestra sociedad, quizás porque el reflejo que se percibe no merece la pena cantarlo, quizás porque la sociedad es demasiado conformista y está contenta con lo que tiene.

En una entrevista concedida a El Salto en mayo de 2017, Billy Bragg, el mayor exponente de la canción protesta en Reino Unido en los últimos 40 años, lo dejaba claro: “Si buscas política en grupos de guitarras, estás buscando en el lugar equivocado”.

Hay alguna excepción, pero con poca o nula repercusión. Se puede citar  a Manu Chao, quien en 1998 le dio una vuelta completa a lo que significa la canción protesta con su memorable primer disco en solitario, Clandestino.  

Se puede citar a Camila, quien según n nos cuenta Jose Durán Rodríguez, "en 2014 publicó un disco que incluía la cláusula mantera, una licencia inventada por ella que permitía expresamente la venta de copias físicas del disco en la calle, en la manta. Una forma de canción protesta que no se manifestaba en la letra o el tono de la música, sino en la relación que establecía con el mundo al que acababa de llegar. Pero ese mundo lamentablemente, no prestó mucha atención y la cláusula mantera no obtuvo la repercusión que merecía esta propuesta que mezclaba música y política".



Se puede citar a Alicia Ramos y su disco LumpenPrekariat, que desde Carabanchel nos canta la canción "Eso es lo que esperan que hagamos".


Se puede citar con especial énfasis a Helen Reddy, que escribió y grabó esta canción en 1972: I am a Woman,  y que traducida del inglés, dice:

Soy mujer, escúchame rugir
En números demasiado grandes para ignorar,
Y sé demasiado como para volver a fingir,
Porque lo he oído todo antes
Y he estado ahí abajo en el suelo.
Nadie me va a mantener abajo de nuevo.
Oh, sí, soy sabía,
Pero es una sabiduría nacida del dolor.
Sí, he pagado el precio,
Pero mira cuánto gané.
Si tengo que hacerlo, puedo hacer cualquier cosa.
Soy fuerte, soy invencible, soy mujer

Hoy esta letra es un himno a la igualdad de la mujer, e hizo mucho mas por el feminismo, que Irene Montero desde su Ministerio de Igual Da.

La sociedad le debe mucho a estos cantautores, pues ellos con sus canciones nos han mostrado el camino a seguir, camino que nos ha cambiado la vida

Temas hay hoy sobre los que los autores pueden escribir infinitas canciones: la contaminación, la desigualdad, las penurias de los migrantes, el hambre, las guerras, etc., pero es quizás no son "leit motiv" porque a la sociedad actual le importan mas otras cosas. Y es que el bienestar individual predomina sobre el bienestar social.

Referencias: El Salto