domingo, 17 de diciembre de 2023

La generación yeyé revolucionó la industria musical francesa de los 60

Llegada de la cantante francesa France Gall al aeropuerto de Ámsterdam, en mayo de 1965. Joop van Bilsen / Anefo
Ana María Iglesias Botrán, Universidad de Valladolid

La chica yeyé española por excelencia se ha ido para siempre. La actriz Concha Velasco ha fallecido y nos deja, con su imagen y su canción, la huella del “estilo yeyé”.

Este movimiento alegre, despreocupado y juvenil debe gran parte de su influencia a la música francesa de principios de la década de los sesenta (1960-1966), protagonizada por la generación que más llora hoy a nuestra querida Concha.

Salut les copains y la nueva adolescencia

Irreverentes, ingenuos, rompedores y creadores de una nueva juventud, los artistas yeyés reinaron en la cultura de los adolescentes franceses gracias sobre todo a la difusión del programa de radio Salut les copains en el que sonaban solo canciones para jóvenes.

Emitido por la cadena Europa 1 y presentado por Daniel Filipacchi, dio a conocer y lanzó al estrellato a artistas emblemáticos como Sylvie Vartan, Françoise Hardy, Serge Gainsbourg, Sheila, Johnny Hallyday, Mireille Mathieu y Salvatore Adamo (autor de la versión original de “Mi gran noche” de Raphael), entre otros.

Los adolescentes escuchaban todos los días este programa, creado específicamente para ellos. Descubrían en las canciones una nueva forma de representarse y contarse a sí mismos. Aburridos y hartos de las historias de la guerra de sus padres, estas letras hablaban de lo que les interesaba: el primer amor, los límites de la sexualidad, los guateques, los amigos y el colegio.

Una nueva conciencia de este periodo de la vida veía la luz. La adolescencia se configuraba como una etapa con identidad propia, con intereses que los adultos parecían desconocer y que sólo los artistas de casi su misma edad eran capaces de entender.

Según el sociólogo Edgar Morin, los yeyés contribuyeron a la creación del concepto de adolescencia. Hasta entonces, se pasaba de la niñez a la edad adulta prácticamente de un día para otro. Pero ellos abrieron un espacio en el mundo, con una identidad declarada que veían representada en sus ídolos, portavoces de sus realidades. Cada uno encarnaba una personalidad: Hardy era la intelectual; Vartan, la coqueta; Sheila, la amiga divertida y Hallyday, el rebelde.

Generación de transistor y tocadiscos

Siguiendo la estela de los Beatles y de Elvis Presley, iniciadores del fenómeno fan masivo, los yeyés lo potenciaron en Francia con artistas cantando en su mismo idioma. De hecho, era habitual que se versionaran en francés éxitos estadounidenses, e incluso que se conocieran antes que los originales. Es el caso de “Biche oh ma biche” de Frank Alamo, que versiona la original “Sweets for my sweet” de The Drifters, y el “Viens danser le twist” de Johnny Hallyday, que casi traduce el “Let’s twist again” de Chubby Checker.

La llegada del transistor ayudó a este éxito porque cambió los hábitos de consumo musicales. Hasta entonces, antes también de la llegada del televisor, en las casas había una radio en el salón. La familia se veía obligada a escucharla junta y no siempre se tenían en cuenta todos los gustos. Por el contrario, el transistor facilitaba la privacidad. Ofrecía a los jóvenes la posibilidad de llevarlo a cualquier sitio y disfrutar de sus programas y artistas favoritos.

Francia vivió en esta década un periodo de desarrollo económico que permitía a los padres dar propina o paga semanal a sus hijos. Los adolescentes disponían así de dinero para comprar sus discos de vinilo 45 tours (de 45 revoluciones por minuto), más baratos que los LP (long play). Incluían sólo una o dos canciones por cada cara, eran más pequeños y ligeros, y, por lo tanto, más fáciles de manipular y transportar. Además, servían para promocionar nuevos posibles ídolos con poca inversión.

Para escucharlos estaba por supuesto el tocadiscos. Los yeyés elegían la marca Teppaz (en España compraban el Philips all transistor, conocido como pick up o picú) por ser de precio asequible, tamaño mediano, transportables, con asa y tapa. Este formato también facilitaba la escucha privada y la introspección.

Creadores del guateque

Quien disponía de un tocadiscos, tenía su invitación garantizada en las nuevas reuniones sociales adolescentes: los guateques. Entre bailoteo y cigarrillo se hacían nuevos amigos, nacía el primer amor y se compartían las inquietudes de la edad. Todo ello contribuía a construir una identidad de pertenencia a una generación.

En Francia, los guateques recibían el nombre de surprise-parties (“fiestas sorpresa”) o boom, denominados así por la improvisación, rapidez y facilidad con la que se convocaban y organizaban. Se celebraban en las casas, con o sin la presencia de los adultos. En su canción “Première Surprise Partie”, Sheila describía la dificultad inicial de convencer a sus padres de que la dejasen hacer un guateque y cómo al final lo había conseguido.

Motor de una nueva industrial musical

El enorme éxito de los cantantes yeyés incrementó considerablemente la demanda y la industria musical amplió su producción y sus ventas. Sólo la cantante Sheila vendió 12 millones de discos en cinco años. Su canción “L'école est finie” llegó a vender 25 000 ejemplares al día. Los conciertos se multiplicaron, las giras y las grabaciones fueron continuas. El trabajo era incansable para los artistas.

Los fans estaban deseosos de recibir imágenes y noticias de sus ídolos y esto también influyó en la prensa. Nacieron las revistas Mademoiselle âge tendre y Salut les copains, que se lanzó con una tirada de cien mil ejemplares y, en sólo seis meses, llegó al millón.

Juke box Scopitone. En ellos se reproducían películas musicales de 16 mm, precursoras del vídeo musical.
Juke box Scopitone, fotografiada en Joe Mabel/Wikimedia Commons, CC BY-SA

También se editaron videos musicales. Estos podían verse en la Scopitone, una gramola con una pantalla en la que, tras elegir la canción e introducir una moneda de un franco, aparecían los artistas cantando en movimiento.

Las imágenes de los yeyés irrumpieron también en la moda, imponiendo su estilo. Triunfaron la melena corta, con volumen y flequillo, la minifalda y los pantalones (prohibidos por ley) para las chicas. En los chicos se empezó a llevar el peinado beatle o el tupé, el traje sastre y la camisa blanca con corbata o jersey de cuello alto. André Courrèges y Paco Rabanne vistieron a Françoise Hardy. Yves Saint-Laurent, a Silvie Vartan. Tanto ella como Sheila, abrieron incluso su propia tienda de ropa.

Un ejemplo del impacto de esta industria fue el concierto gratuito en Place de la Nation de París del 22 de junio de 1963 que la revista Salut les copains organizó. Desbordó todas las expectativas: asistieron más de ciento cincuenta mil personas. Edgar Morin publicó en el diario Le Monde el 6 de julio de ese mismo año un artículo en el que nombraba por primera vez a este movimiento “yeyé” y reconocía el nacimiento de una nueva generación, un microcosmos dentro de la sociedad que aportaba a la cultura su valor propio: la juventud.

Eurovisión yeyé

Algunos de estos artistas triunfaron en todo el mundo y hoy aún son recordados y admirados. Como ejemplos, “Tous les garçons et les filles” de Françoise Hardy alcanzó el éxito global, así como “Capri c'est fini” de Hervé Vilard y “La plus belle pour aller danser” de Sylvie Vartan.

El momento culminante de este movimiento yeyé tuvo lugar en el festival de Eurovisión de 1965. La cantante francesa France Gall, representando a Luxemburgo, se erigió como ganadora con una canción esencialmente yeyé, “Poupée de cire, poupée de son”. Escrita y compuesta por Serge Gainsbourg, resume lo que significó la música para esta juventud de los sesenta: un espejo en el que por fin los adolescentes podían verse reflejados.The Conversation

Ana María Iglesias Botrán, Profesora del Departamento de Filología Francesa en la Facultad de Filosofía y Letras. Doctora especialista en estudios culturales franceses y Análisis del Discurso, Universidad de Valladolid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

sábado, 2 de diciembre de 2023

Amazon da el primer paso para la Televisión en Streaming en directo con Operación Triunfo 2023

Luisondome


El reciente estreno de Operación Triunfo en directo es un paso nuevo que va a incidir no solo en el devenir de las compañías de Streaming, sino en las televisiones generalistas y en el modo en que el público busca su entretenimiento mediante el uso de medio audiovisuales. 


Operación Triunfo 2023 (OT 2023) se enfrenta en estos primeros programas a un triple reto: recuperar a los fans del programa decepcionados con OT 2020, atrapar a todos aquellos espectadores de la televisión lineal que no se sienten en sintonía con el formato en streaming, y mas desde que aplica publicidad, y atraer a los seguidores de los programas musicales competidores emitidos por las cadenas generalistas en directo, como Duetos, La Voz, e incluso Got Talent, siendo que OT 2023 se emite a través de Amazon Prime Video, también en directo, pero utilizando otra vía distinta de la que usa televisión clásica.


A pesar de que Amazon no da datos de la audiencia de su programa, podemos hacernos una idea con los números disponibles, que lo dicen todo. A las 00.30 horas de la madrugada, más de 200.000 posts relacionados con OT 2023 se habían escrito bajo los hastag #OTGala0 y #OT2023 en la red social conocida ahora como X (Twitter). Una cifra que tan solo se alcanza en eventos como Eurovision, Benidorm Fest o en el primer programa de Grand Prix 2023. A primera hora de la mañana, aún ambos hastag ocupaban los puestos 1 y 2 en el ranking de tendencias en España. Estas cifras avalan el éxito del programa.


Cuando finalizó la Gala 0 de OT 2023, dio comienzo la señal del Canal 24 Horas, la cual se prolongó durante escasos 60 minutos. Antes de que iniciara la emisión, miles de personas esperaban impacientemente a ver las primeras imágenes de los 16 concursantes oficiales de OT 2023 en la Academia de Operación Triunfo, alcanzando un pico de más de 60.000 personas en torno a las 01.00  de la madrugada. Los españoles seremos trasnochadores, pero que un directo de un programa como OT alcance esta cifra es síntoma del triunfo que ha protagonizado el formato en su primera gala en Amazon Prime Video.


La presencia de Amazon Prime en las Smart TV le permite sustraer a los espectadores de las cadenas generalistas solo pulsando un botón del mando a distancia. Eso le iguala  a TVE, MediaPro y A3 Medium.


OT 2023 ha comenzado por todo lo alto. Es una pena que Amazon Prime Video no de datos oficiales de audiencia, pero tampoco lo descarto si el triunfo es real. Al menos las cifras que manejamos de la repercusión social en redes sociales y YouTube son más que positivas y auguran una larga vida al formato.


Por una cuota de 50 €/año, Amazon da mucho mas que cualquiera de sus competidores, y extrae mucho mas beneficio que cualquiera de ellos de su oferta. 

En España, hasta la llegada del programa de Amazon Prime Operación Triunfo 20223, tres programas musicales en directo  estaban en antena: la Voz, de Antena 3, y Duetos de TVE, y uno de variedades que incluye actuaciones musicales: Got Talent España, que emite Tele 5. Ahora se les añade uno que ya tiene una historia de éxito detrás y que se suma a la oferta de programas musicales en directo, pero este no nos llega por la antena, sino que nos lo pone en las pantallas una plataforma de streaming, Amazon Prime, a través de un dispositivo que cuesta entre 35 y 70 euros, según la calidad del mismo. A ello hay que sumarle la cuota de Amazon Prime que es de 5 €/mes o 50 €/año, pero que además nos ofrece mucho mas, como el servicio de envíos gratis de las compras que hagamos en la tienda. El programa se emite de una tacada, sin anuncios en el medio, solo están al principio y el final los de los patrocinadores del programa.


El negocio es redondo para Amazon. No solo es el añadido de un nuevo servicio de TV en directo a la cuota que se suma a los de Amazon Music, Amazon Video y Amazon Prime  con envíos gratuitos de las compras, sino que pone en marcha un merchandising a través de su tienda, que le ha de generar un buen montón de ingresos, ademas de incorporar como seguidores a los que mas adelante se convertirán en clientes con capacidad de compra, a la gente mas joven que es fans de este programa.


Entre los patrocinadores,  ING está asociándose con el concurso para ampliar el alcance de su plataforma “Nómadas”, a través de la cuál promociona la ‘Cuenta No Cuenta’, orientada a las nuevas generaciones. Así, entre otras cosas, el banco se ha apropiado de las nominaciones de forma que, cada semana, el público podrá votar a su favorito para que tenga impunidad ante el jurado. Es una dinámica que ya existía en el concurso anteriormente, pero ahora cambia de nombre al estar patrocinada por ING: en esta edición los seguidores tendrán que seleccionar a su “nómada” favorito. 


Google por su parte ha dotado la academia de recursos tecnológicos, tanto para asistir a los profesores como para ayudar a los concursantes a dar rienda suelta a su creatividad. Asimismo, como ya sucedía en ediciones anteriores, los aspirantes tienen a su disposición los móviles de la compañía para subir contenido de su día a día en la academia a redes sociales. Además el programa tiene disponible un canal en You Tube que sigue las actividades de la Academia en directo.


Amazon, la propietaria del servicio de streaming, también ha entrado en el contexto de la nueva “Operación Triunfo” patrocinando el momento del “reparto de temas”, dotando a los profesores de la academia con los uniformes propios de los repartidores y las características cajas de envío. 

Además, la firma está patrocinando un espacio de contenido adicional. Se trata de “OT: el expulsado de la semana Q&A”, un programa de entrevistas conducido por Xuso Jones y emitido a través del canal de Prime Video en Twitch, y mediante el cual los espectadores podrán conocer un poco más a los concursantes que abandonan el concurso. Contará con 12 episodios en el que los concursantes harán frente al “reto Mapfre”, es decir, una serie de preguntas y desafíos con lo que se brindará una experiencia única a los seguidores del programa. 


La aseguradora Mapfre ha sido la última en sumarse al programa. Y lo ha hecho de dos maneras diferentes. Por un lado, regalará un seguro de salud integral a cada uno de los concursantes tras su salida de la academia, iniciativa con la que la compañía busca reflejar “su compromiso con el cuidado de la salud y el bienestar de las personas” y “su apoyo al talento emergente español”.


Además, la firma está patrocinando un espacio de contenido adicional. Se trata de “OT: el expulsado de la semana Q&A”, un programa de entrevistas conducido por Xuso Jones y emitido a través del canal de Prime Video en Twitch, y mediante el cual los espectadores podrán conocer un poco más a los concursantes que abandonan el concurso. Contará con 12 episodios en el que los concursantes harán frente al “reto Mapfre”, es decir, una serie de preguntas y desafíos con lo que se brindará una experiencia única a los seguidores del programa. 


Amazon no ha escatimado medios para tener éxito con es ta nueva fórmula para generar música, que es uno de los mas grandes negocios del orbe, y que mas gente sigue. En Amazon Music, ya hay listas con las canciones de OT de la actual generación, pero están también las de ediciones anteriores, pues Amazon al hacerse con los derechos de emisión, entran los de todas las canciones de las ediciones anteriores. Al estar conectado el programa además con redes sociales como Twicht, la actividad de los concursantes está presente en múltiples vías.


De entrada, el público joven ya se ha movilizado con los casting celebrados por toda España, a los que se presentaron mas de 13.000 aspirantes, causando un auténtico revuelo, hasta dejarlo reducido a los 18 alumnos que serán los que accedan a la Academia de OT.

Veremos también la capacidad de Amazon de fijar en sus plataformas la atención de estos miles de jóvenes seguidores del programa a través de las actividades de la academia, con lo que supone de aumentar la capacidad de seguimiento de la actividad en redes de los usuarios, y la oportunidad que tendrá para la comercialización de los datos a través de Amazon Awersome. No lo tiene difícil, dado lo que ofrece a los usuarios la iniciativa, que tiene un alto potencial de enganche. o engagement que dicen los sajones.


Creo que Amazon ha dado con el amuleto de oro para colar la publicidad. A parte de los anuncios de los cuatro patrocinadores: Mapfre, ING, Google y Amazon, 

domingo, 29 de octubre de 2023

¿Qué hace exactamente un director de orquesta?

Gustavo Dudamel dirigiendo a la Orquesta Juvenil Simón Bolívar en Oslo, en 2010. Miguel O. Strauss/Flickr, CC BY-NC
Cristina Simón, IE University

En los últimos tiempos están proliferando las películas sobre la figura de los directores de orquesta. A principios de este año pudimos ver Tar, basada en la figura de Marin Alsop, y próximamente se estrenarán Divertimento –sobre la creación de la orquesta del mismo nombre por su directora, Zahia Ziouani– y Maestro, biopic del carismático Leonard Bernstein.

Un hombre delante de un atril con batuta salta enérgicamente.
Retrato de Leonard Bernstein, Carnegie Hall, Nueva York, entre 1946 y 1948. Library of Congress/Wikimedia Commons

En ellas se advierte el halo de misterio que acompaña a esta figura, que ya en 1836 Schumann denominó “un mal necesario”. Porque ¿qué hace realmente un director de orquesta?

A simple vista, el personaje sube a un podio y gesticula de forma más o menos histriónica ante un grupo de músicos que conocen a la perfección las partituras que deben interpretar. Paradójicamente, además, es el único miembro que carece de instrumento, y no emite sonido alguno por sí mismo en toda la ejecución. Sin embargo es quien recibe la mayor parte de la ovación del público. ¿Cuál es la aportación de un director a la calidad del resultado sonoro de una orquesta?

Nos centraremos en dos funciones básicas: el liderazgo técnico y el expresivo.

Marcar el ritmo

Si nos fijamos bien en la gestualidad del director durante un concierto notaremos ya una de estas funciones, que es marcar el ritmo de la obra.

Las referencias más tempranas de esta necesidad en la cultura occidental se encuentran en tratados de música del siglo XVI, donde se recomienda que cantantes e instrumentistas se guíen golpeando con la mano o el pie. Ahora bien, las primeras formaciones orquestales de carácter sinfónico durante el siglo XVIII –la época del denominado clasicismo musical representada por compositores como Haydn o Mozart– aún poseían tres características que hacían innecesaria la existencia de una figura de dirección.

En primer lugar, el número de músicos era pequeño, lo que facilitaba su coordinación. Además, el ritmo se mantenía muy estable a lo largo de las piezas, de manera que resultaba sencillo mantenerlo sin una guía externa. Por último, los músicos tocaban de manera prácticamente continua de principio a fin. Por ello, solía ser el propio compositor (a menudo tocando el clavecín o el violín) quien proporcionaba las indicaciones básicas de entrada y finalización a la orquesta.

Dibujo del interior de una iglesia en donde una orquesta toca a las órdenes de un director mientras el público atiende.
Misa en conmemoración de Santa Cecilia en la iglesia de Saint-Eustache de París dirigida por Charles Lamoureux (1834-1899). Bibliothèque nationale de France

El primer tercio del siglo XIX, marcado en la cultura occidental por la figura de Beethoven (1770-1827), puso de manifiesto la necesidad de una dirección orquestal. Su obra supuso un salto cualitativo en cuanto a la complejidad de las composiciones. El tamaño de las orquestas se incrementó notablemente, y los instrumentos comenzaron a alternarse en orquestaciones sofisticadas.

Todo esto generó la necesidad de organizar ensayos formales previos a las representaciones, liderados a menudo por el propio compositor. Si pensamos que una orquesta sinfónica cuenta con un mínimo de ochenta miembros es fácil comprender que se necesita una figura que imponga un criterio único en lo que respecta a sincronizar tanto las entradas de los músicos como el ritmo y el tempo general de las obras. Mientras que los músicos cuentan solamente con sus partes respectivas (partituras que incluyen solamente los compases que deben interpretar), el director es el único que dispone de la partitura completa, el único que tiene la visión de conjunto de la obra.

Voz única

La posibilidad de representar la obra de un compositor sin su presencia, que se materializó al consolidarse un mercado internacional de editores musicales, nos conduce a la segunda función básica de un director, la expresiva.

A pesar del desarrollo que fue experimentando paulatinamente la notación musical para que un autor pudiera transmitir instrucciones sobre el carácter que quería imprimir a los diferentes pasajes de sus piezas, lo cierto es que dicha notación no alcanza en absoluto a precisar la intención que se persigue con la obra. Y es en esta limitación donde reside la infinita gama de interpretaciones de una misma pieza, y donde la dirección de orquesta cobra toda su relevancia.

Algunos ejemplos ilustran este punto. Gustav Mahler, uno de los compositores más prolijos en anotaciones en las partituras por ser también director de orquesta, señala en un pasaje de su Segunda Sinfonía que “los trombones, violines y violas deben tocar sólo si es necesario para evitar que el coro se desinfle”, dejando así a criterio del director la decisión final. Otras indicaciones tales como “con máximo poder” o “imperceptible, un poco más agitado” dan una idea de las múltiples lecturas que pueden realizarse sobre el carácter de una obra.

Desde este margen de libertad interpretativa de la partitura, el director elabora su propio modelo mental de cómo debe ser ejecutada una determinada pieza, generándose así versiones personales que pueden llegar a ser muy distintas. Podemos comprobar fácilmente estas diferencias escuchando los primeros compases de la Obertura Coriolano de Beethoven en las versiones de Karajan, Fürtwangler o Savall.

La Obertura Coriolano dirigida por Karajan con la Berliner Philharmoniker en enero de 1975.

Líder de grupo

El siguiente paso para el director consiste en persuadir a un colectivo de decenas o cientos de músicos de que coordinen sus respectivas ejecuciones con esa misma intención expresiva.

Esta labor requiere de un notable liderazgo, entendido como la capacidad de motivar al colectivo a seguir sus indicaciones interpretativas, incluyendo no solo el tempo sino también la intensidad relativa de cada solista o grupo instrumental, los fraseos o los múltiples matices que terminan dotando de un determinado color a la música.

Dicho liderazgo se ha ejercido hasta hace poco tiempo, como en tantos otros campos de actividad, a través del poder jerárquico y las actitudes autoritarias. Así, son múltiples las anécdotas de directores como el irascible Toscanini que insultaba frecuentemente a la orquesta, el divo von Karajan que dirigía con los ojos cerrados y apenas hablaba con los músicos o el elegante Claudio Abbado, suave y educado en sus formas pero conocido por susurrar al director artístico al finalizar los ensayos los nombres de los músicos a los que quería fuera de sus conciertos.

Hoy día los músicos cuentan con más voz en las instituciones, existe una mayor diversidad de todo tipo en las orquestas y ello exige un liderazgo más cercano, abierto y persuasivo.

El venezolano Gustavo Dudamel, que dirigirá próximamente la Filarmónica de Nueva York, Kirill Petrenko, al frente de la Filarmónica de Berlín, o el jovencísimo Klaus Makkela, recientemente nombrado director titular de la Royal Concertgebouw holandesa, son magníficos ejemplos de directores de orquesta que aportan valor, dejan huella y son capaces de crear un entorno en el que los músicos de la orquesta se sienten estimulados, crecen artísticamente y están motivados para llevar las obras de música a sus estándares más altos.The Conversation

Cristina Simón, Master en Musicología por la Universidad de La Rioja y Profesora de Comportamiento Organizacional en IE University, IE University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

miércoles, 4 de octubre de 2023

¿POR QUÉ NO TE CALLAS? “La actitud en los conciertos en España va a peor”: cómo los móviles y los fans irrespetuosos arruinan la música en directo

IÑIGO LÓPEZ PALACIOS

Cámaras, charletas, arrojar objetos al escenario... ¿Ha olvidado el público cómo comportarse en los conciertos? ICON

Un post en X y las quejas públicas de varios artistas han abierto la caja de Pandora: muchos músicos piensan que la actitud del público en directos y festivales se deteriora por momentos.


Hace unas semanas, Lucy Mae Walker, una desconocida cantante folk británica, escribió en X un post titulado Reglas de etiqueta para los conciertos. Eran cuatro normas básicas: “No hables durante el concierto”. “Vive el momento” (es decir, una foto o un vídeo, bien. Ver el concierto a través de la pantalla del móvil, mal). “El resto del público no ha pagado para verte a ti” (no tapes la visión del resto del público, no cantes más alto que el intérprete...) y “Pásalo genial”. Era su forma de protestar contra lo que ella, que reconoce que actúa para menos de 60 personas, consideraba malas prácticas habituales del público, que opina que van en aumento. El post lo vieron dos millones de personas, se volvió viral y empezó el debate sobre el comportamiento del público en los directos.


Se podría decir que la cuestión se internacionalizó, porque en España hace ya meses que los músicos habían empezado a quejarse de la conducta del público. En junio, Sandra Sabater, del grupo Ginebras, emitió un comunicado, también en X, sobre lo que les pasó en el Festival O son do Camiño. “En varios conciertos (incluido el nuestro), las primeras filas estaban copadas de grupos sentados en el suelo reservando hueco para ver a un artista que actuaba después. 


Algunos estaban de pie, con cara de culo, bostezando e incluso vacilando. Esas personas no dejaban disfrutar del concierto a los que sí estaban ahí para escucharnos. No necesariamente fans, también curiosos. Es molesto, es irrespetuoso y es de tener bastante mala educación. No pretendemos gustar a todo el mundo, pero es tan sencillo como dejar hueco a los que sí quieren escucharnos y echarse un poquito para atrás”, escribía. Poco después era Bad Gyal la que sufría algo parecido. “En los festivales a veces me siento un poco extraña porque hay gente aquí delante con cara de observar, de juzgar, de no estar disfrutando. Yo recomiendo, si estáis aquí, intentar pasarlo bien, intentar disfrutar, intentar dejar el juicio”, decía en mitad de un concierto.


El 'post' de Lucy Mae Walker que inició el debate internacional sobre el comportamiento del público en los directos.LUCY MAE WALKER / X

Al parecer, según Joseca, integrante de los muy jóvenes Morreo, este fenómeno es reciente, habitual y tiene una causa concreta: “Este año ha habido un cambio muy importante en los cabezas de cartel de los macrofestivales. Antes estaban más enfocados en el pop y ahora hay una apuesta por la música urbana. Eso hace que se conecte más con las generaciones más jóvenes. El problema que hemos observado son las primeras filas: gente que parece que no lo pasa bien. Es un público nuevo, que nunca ha ido a un festival y se pierde la esencia. Tú a un festival al final vas a escuchar y descubrir música más allá del cabeza de cartel al que vas a ver. 


Gente que se puede convertir en tu grupo favorito”, explica. Lorena Jiménez, de la agencia La Trinchera, coincide con él. “Este verano hemos empezado a asistir a un fenómeno que no conocíamos: el de los festivales en los que tenían cabida artistas más indies, si es que este término se puede seguir utilizando hoy en día, que llevan cabezas de cartel que vienen del mainstream o del reguetón. El público que va a ver a esos artistas, generalmente muy jóvenes, acampa en las primeras filas durante horas e impide acceder a los seguidores de las bandas que actúan previamente. Esto no sería ningún problema si disfrutasen de esos artistas que no conocen. Pero lo que se ha visto es la total falta de respeto. No solo no les hacen caso, si no que en momentos están directamente dados la vuelta y charlando entre ellos: Y eso sí que es una total falta de educación en cualquier circunstancia de la vida. Como la manera de programar no va a cambiar, porque se ha demostrado que es muy rentable, llevará a que los organizadores tengan que tomar la decisión de desalojar esos escenarios tras cada concierto y que nadie pueda acampar durante horas en una primera fila”.


Lo del mal comportamiento del público es algo que se dice desde que hay directos. En los ya lejanos años ochenta, tiempos del primer punk, Evaristo, de La Polla Records cansado de actuar bajo una lluvia de escupitajos, sacaba al escenario una sombrilla en la que se leía ¿Por qué no le escupes a tu puta madre? “Cuando la abría todo el mundo aplaudía, pero luego seguían escupiendo”, explicaba con un punto de añoranza. Ese comportamiento es parte del juego. Incluso hay artistas que aplauden que su público se olvide de que no está solo. Por ejemplo, Adele, que tiene una residencia en el Caesar’s palace de Las Vegas, en la que la audiencia paga una pasta por verla en un auditorio cómodamente sentado. En uno de sus shows un fan completamente emocionado insistía en ponerse en pie, cantando a voz en grito mientras se grababa con una cámara con un palo de selfies. Los intentos de seguridad de decirle amablemente que se sentara para que dejara ver a los que tenían su asiento detrás o que callara para se pudiera escuchar a Adele, tropezaban con su desbocada pasión. Él vivía el momento, a los demás, que les den. Hasta que la misma cantante intervino parando su concierto para ponerse de su lado y censurar la actitud de los acomodadores: “¿Por qué lo molestas? ¿Puedes dejarlo en paz, por favor? No volverán a molestarte, cariño... disfruta del espectáculo”, dijo.




Portarse mal por una pasión mal entendida por el interprete es algo que se sabe que ocurre por lo menos desde que en el siglo XIX se acuñó el término lisztomania para definir el enloquecido comportamiento de los fans del compositor y pianista Franz Liszt. Y posiblemente fue con Elvis Presley, o antes, con quien se popularizó arrojar cosas al escenario como signo de devoción e intento de captar la atención de la estrella. Una práctica peligrosa. En 2004 a Bowie le tiraron una piruleta que se le clavó en un ojo. Pero este verano la moda de lanzar objetos parece haberse generalizado y ha llevado a lesiones. La cantante Bebe Rexha sufrió una lesión ocular tras golpearla un teléfono móvil, y Harry Styles, Drake, Kelsea Ballerini, Pink, Taylor Swift y Lil Nas X también han sido blanco de objetos lanzados por los fans. “Lo más repugnante que he presenciado, varios años consecutivos en un festival, ha sido la práctica de lanzamiento de minis de cerveza (o de líquidos más desagradables) por el aire, mini que luego cae sobre otros asistentes y sobre el propio escenario”,afirma Charlie Bautista, músico con muchos años de experiencia, miembro de Egon Soda y que ha girado entre otros, con Xoel López, Russian Red, Coque Malla y, actualmente, Christina Rosenvinge.


Y además no todo el mundo está de acuerdo con las pautas de Lucy Mae Walker. De hecho, Rowetta, de The Happy Mondays, le replicó en un debate televisivo. “Canto en funerales, canto para personas con problemas de aprendizaje, personas con Tourette, niños... hablan, son molestos, no siempre escuchan... pero les encanta mi voz y les encanta la conexión que tenemos… ¿Cómo puedes cobrar a los fans y luego decirles que se callen? Cantas para ti, deberías cantar para el público. Estás en el juego equivocado si no te gusta que la gente hable y se divierta. Deberías ser maestra... o carcelera”.


El grupo Ginebras durante la gala de los premios Ídolo en el Gran Teatro Caixabank Príncipe Pío de Madrid el pasado marzo.BEATRIZ VELASCO (GETTY IMAGES)

Rápidamente acudió en auxilio de Walker el veterano crítico Simon Price. “Soy periodista musical desde mediados de los años ochenta, y una cosa que puedo afirmar con seguridad es que el comportamiento de la gente en los conciertos ha empeorado de forma objetiva y observable con el paso del tiempo”, escribió enThe Guardian. Y no es el único: Fernando Neira, periodista y crítico de conciertos opina que en España pasa lo mismo. “La actitud del público español en cuanto a respeto nunca ha sido exquisita, pero va a peor. Sin ser sociólogo creo que puede influir que esta fiebre individualista que vivimos hace que parte del público piense que pagar una entrada le da derecho a hacer lo que quiera durante el tiempo que dura el espectáculo. Y también esta tendencia tan posmoderna de instagramizar el momento. Es mejor inmortalizar el momento que vivirlo”.


En realidad esa es la novedad: no se trata de un público tan fanático que no puede reprimir sus emociones, sino de todo lo contrario. Un público pasivo agresivo, cuando no agresivo a secas. Esos que van a los conciertos no porque les guste, sino porque es donde hay que estar. Al parecer, los que se pasaban el concierto charlando, cada vez son más. O al menos cada vez les da más igual lo que piense el resto. Cuenta Neira que él siempre ha señalado en sus textos cuando se ha encontrado en un concierto con público indiferente a lo que pasaba en el escenario y que molestaba al resto de la audiencia. “Y he recibido críticas por eso que decía de que hay gente que cree que si paga, eso incluye comportarse de forma impropia. Como ejemplo de que las cosas van a peor, te diré que esto, que era muy habitual que pasara en las salas de mediano aforo, hace una semana me ocurrió en un espacio tan angosto como el Café Central de Madrid, en el que apenas caben 80 personas. Estaba en un concierto de un trío de jazz y tres amigos que estaban en la mesa estuvieron charlando y riendo. Y cuando les miraba, lejos de intimidarse me devolvían la mirada de forma desafiante para que me intimidase yo”, concluye.


Bad Gyal en directo en MadridEUROPA PRESS NEWS (EUROPA PRESS VIA GETTY IMAGES)

En lo que casi todo el mundo está de acuerdo es en cuál fue el momento en el que, parafraseando a Vargas Llosa, “se jodió el Perú”: “La evolución del público en los conciertos ha cambiado desde que existen los móviles. Partiendo de la base de que en este país somos muy de hablar en los conciertos, y eso creo que es una cuestión más cultural que educacional, desde que existen las redes sociales, lo de ver millones de pantallas por encima de las cabezas se ha convertido en algo normal”, dice Lorena Jiménez. “Supongo que el comienzo de la era de pantallas y teléfonos inteligentes es un momento clave, pero en los últimos diez años lo noto especialmente”, asegura Charlie Bautista, que, como Fernando Neira, incide en un punto: los conciertos no son más que una prolongación de la sociedad. “Si la cantidad de irrespetuosos es en proporción mayor sería una afirmación poco responsable por mi parte, pero lo que sí puedo decirte es que aquellos que se comportan de forma cuestionable, lo hacen cada vez peor.

 

Conductas más o menos inapropiadas existen desde siempre en los conciertos. La diferencia ahora es que la incultura, la ignorancia, la mala educación… ya no se viven con vergüenza, sino más bien al contrario, algo que influye en la proliferación del no saber estar pero también del ‘no quiero ni me importa saber estar’. Diría que se han deteriorado los modales en general y el público no deja de ser un reflejo”, concluye el músico.



El artículo original está publicado en EL PAIS


jueves, 7 de septiembre de 2023

La música festivalera sigue creciendo

Luisondome 

Después de tres temporadas de festivales muy sobrios o prácticamente inexistentes debido a la pandemia de coronavirus, 2023 se perfila como la esperada vuelta a la normalidad, ya que los amantes de la música están disfrutando más despreocupadamente de los espectáculos musicales en vivo.

Según las estimaciones de Statista Market Insights, se espera que todo el sector de la música en vivo, incluidos festivales y conciertos, así como también musicales y óperas, vuelva este año a su trayectoria de crecimiento prepandémico. Statista prevé, además, que la venta de entradas en línea para eventos relacionados con la música alcance los 33.800 millones de dólares este año.

Las estimaciones de Statista se basan en el valor bruto de la mercancía, y éstas representan lo que los consumidores pagan realmente por las entradas en un año determinado, independientemente de cómo se distribuya ese dinero entre organizadores, artistas y plataformas de venta de entradas online. Tras el auge de las plataformas de streaming de música y las críticas por parte de los artistas en cuanto a la distribución del dinero, actualmente la parte más importante de los ingresos de un artista provienen de los espectáculos en directo, además de las licencias y el merchandising.


Según el portal Statista, año tras año, España recibe una gran cartelera de artistas del panorama musical nacional e internacional en los distintos festivales de música que tienen lugar en su territorio. Por ejemplo, en Benicàssim se celebra uno de los más legendarios del país, el FIB. Este evento, que reúne estilos musicales para muchos gustos y suele apostar por propuestas innovadoras, congregó el pasado año a 180.000 personas en sus 61 conciertos, convirtiéndose así en el sexto festival español con el mayor número de asistentes, según datos del Anuario de la Música en Vivo 2023, publicado por la Asociación de Promotores Musicales (APM).

Los macrofestivales volvieron en 2022 tras dos años de silencio registrando récords históricos de aforo. Con mucha diferencia, el que concentró un mayor número de participantes fue el Primavera Sound. El gran espectáculo barcelonés cerró la edición doble de su 20 aniversario con más de 500.000 espectadores, repartidos durante dos fines de semana y conciertos bajo el nombre de Primavera a la Ciutat durante toda una semana. En la segunda posición del ranking figura Mad Cool, que en su quinta edición registró 310.000 asistentes, cerca de 125.000 más que en la última edición de 2019. Artistas como Vetusta Morla, The Who, Bastille y Dua Lipa han pasado por este festival madrileño, que también da cabida a otras vertientes artísticas como la moda, el cine, la gastronomía y la fotografía. El Top 3 lo cierra Arenal Sound, celebrado en Burriana (Castellón), con 300.000 personas.

No cabe duda de que la música en vivo goza de buena salud, y el negocio que con ella se mueve, sigue creciendo.

Fuente: Statista

Científicos hicieron una portada de Pink Floyd a partir de escáneres cerebrales

Luisondome 

De alguna manera, 'Another Brick in the Wall (Part 1)' se volvió aún más espeluznante. ADAM RITCHIE/REDFERNS VÍA GETTY

Al analizar la actividad neuronal de los pacientes, los investigadores reconstruyeron el audio de 'Another Brick in the Wall (Parte 1)'.

Si piensas en la canción clásica de Pink Floyd "Another Brick in the Wall (Part 1)", es probable que escuches instantáneamente ese coro icónico y parecido a un dron en tu cabeza. Su melodía laboriosa es un componente clave de la prosodia de Roger Waters: las variaciones vocales como la entonación, el estrés, el ritmo y el acento que hacen que el habla humana suene... bueno, humana. Sin embargo, lograr que un programa de conversión de texto a voz recite "No necesitamos educación", por lo general produce un tono mecánico muy diferente y monótono. Pero, ¿qué pasaría si tales herramientas no solo pudieran comprender la voz interna de su mente, sino también recrear con mayor precisión las características de prosodia previstas?

Gracias a los nuevos avances de los investigadores de la Universidad de California, Berkeley, los expertos están más cerca que nunca de hacerlo realidad.

Según los hallazgos publicados el 15 de agosto a través de PLOS Biology, un equipo de neurocientíficos ha reconstruido un clip de audio de, lo adivinaste, "The Wall" de Pink Floyd utilizando solo la actividad eléctrica registrada en los cerebros de los oyentes. Como señala el anuncio de UC Berkeley, esta es la primera vez que los investigadores han recreado con éxito la instrumentación, el ritmo y las melodías vocales de una canción a partir de escáneres cerebrales.

La impresionante hazaña tardó más de una década en gestarse. Entre 2008 y 2015, los investigadores reclutaron a 29 pacientes con epilepsia ya programados como parte de sus tratamientos para recibir conjuntos de implantes cerebrales de electrodos en forma de clavo. Estas matrices le dieron al equipo la oportunidad de registrar fácilmente su actividad cerebral. A partir de ahí, los investigadores se dispusieron a unir áreas de neuroactividad con bandas de frecuencia de audio individuales, 128 de ellas, para ser exactos. Como señaló The New York Times el 15 de agosto, esto significó entrenar 128 modelos de computadora separados para decodificar los datos, que cuando se combinaron, ofrecieron una sorprendente recreación de la canción de Pink Floyd.

"Es un resultado maravilloso", dijo en un comunicado el coautor del estudio, Robert Knight, neurólogo y profesor de psicología en UC Berkeley. “A medida que avanza todo este campo de las interfaces cerebro-máquina, esto le brinda una forma de agregar musicalidad a futuros implantes cerebrales para las personas que lo necesitan”, como aquellos que sufren de ELA o condiciones similares que comprometen el habla.

“Te da la capacidad de decodificar no solo el contenido lingüístico, sino parte del contenido prosódico del habla, parte del afecto. Creo que eso es en lo que realmente hemos comenzado a descifrar el código”, agregó Knight. Además de sus prometedores avances en la recreación de audio, el equipo de Knight finalmente pudo confirmar que el lado derecho del cerebro está más equipado para la música que su corteza cerebral izquierda.

En cuanto a por qué los investigadores aterrizaron en "Another Brick in the Wall (Part 1)" de todas las canciones, es menos simbólico que práctico. Los pacientes con epilepsia eran mayores y la mayoría ya disfrutaba de la canción. Hablando con The NY Times, un investigador razonó que sus datos serían menos confiables o útiles, "si [los participantes] dijeran: 'No puedo escuchar esta basura'".

martes, 25 de julio de 2023

La industria de la música en directo se recupera y crece

Luisondome

Festival Arena Sound

Después de tres temporadas de festivales muy sobrios o prácticamente inexistentes debido a la pandemia de coronavirus, 2023 se perfila como la esperada vuelta a la normalidad, ya que los amantes de la música están disfrutando más despreocupadamente de los espectáculos musicales en vivo.


Según las estimaciones de Statista Market Insights, se espera que todo el sector de la música en vivo, incluidos festivales y conciertos, así como también musicales y óperas, vuelva este año a su trayectoria de crecimiento prepandémico. Statista prevé, además, que la venta de entradas en línea para eventos relacionados con la música alcance los 33.800 millones de dólares este año.

Las estimaciones de Statista se basan en el valor bruto de la mercancía, y éstas representan lo que los consumidores pagan realmente por las entradas en un año determinado, independientemente de cómo se distribuya ese dinero entre organizadores, artistas y plataformas de venta de entradas online. Tras el auge de las plataformas de streaming de música y las críticas por parte de los artistas en cuanto a la distribución del dinero se refiere, actualmente la parte más importante de los ingresos de un artista provienen de los espectáculos en directo, además de las licencias y el merchandising.


Fuente: Statista

jueves, 20 de julio de 2023

Los artistas y los creadores, en pie de guerra en los EE UU

 Luisondome


Los artistas están en pie de guerra. Están cansados de que sus creaciones sean explotadas por la industria en beneficio de unos pocos. Están cansados de que su trabajo sea visto como una mercancía. Están cansados de los intermediarios. Están cansados de esforzarse día tras día por poco dinero. Piensan que están siendo explotados.

 

Tony Parisi, músico, autor y emprendedor, nos cuenta en un artículo publicado en Medium bajo el título "La revolución del creador", como los estos se rebelan abiertamente en el cine, la televisión y la música. Tras años de ganancias cada vez más reducidas, porcentajes, comisiones y tasas  abusivas por parte de las grandes plataformas de transmisión, exiguos ingresos por un producto fruto de su creatividad que le proporciona a la industria  grandes beneficios, y una falta general de transparencias lo que les han llevado hasta aquí. Si a todo esto se le suman los efectos devastadores en los ingresos durante COVID y la amenaza inminente de la inteligencia artificial, pues es fácil que se llegue a un punto de ruptura. En los EE UU ya se ha superado este punto, y las industrias que están sindicalizadas se han unido a los piquetes, y han desencadenado una huelga que obligue a cambiar las cosas, mientras que las que no lo están, como la música, van por un camino diferente.

 

En el centro de todo este malestar están las plataformas de streaming. La industria de la tecnología ha hecho tal arte de extraer cada céntimo de valor a través de cada forma de arte, que hace que la era de los viejos estudios de cine y grabación sean la época de oro, los buenos viejos tiempos, mientras que los actuales dan lástima.

 

Durante la era de la web2, se demostró que cuando el almacenamiento, la entrega, el descubrimiento y los pagos están estrictamente controlados por un pequeño número de jugadores, y tanto los creadores como los consumidores pierden, intercambiando comodidad por libertad de elección, con pérdida de privacidad y, en última instancia, con una menor calidad en el producto

 

Las grandes plataformas tecnológicas siguen un ciclo de vida que comienza cortejando a los creadores de contenido, luego los exprimen para aumentar sus márgenes a costa de los creadores, para finalmente competir con ellos ofreciendo su propio contenido. Es un círculo vicioso que, en última instancia, no solo perjudica a los artistas, sino que también salen perjudicados los consumidores que también sufren las consecuencias: piense en el exceso de contenido indiferenciado en cualquier servicio de transmisión de video; tanta basura que solo sirve para rellenar la programación, y poca programación de calidad. Lo mismo pasa con la música en streaming: solo ciertos géneros y estilos de producción sobreviven a los caprichos del algoritmo, lo que significa que muchos artistas nunca son descubiertos y no encuentran su público, al estar enterrados entre millones de canciones.

 

En los EE UU, los artistas y creadores se levantan contra los promotores y grandes corporaciones, para intentar reconducir la situación. Pero el gremio no está sindicalizado, nunca lo estuvo, y hasta el momento no fue capaz de mostrar mucha fuerza. Los sindicatos existen para luchar contra el poder concentrado de las corporaciones. Pero con web3, el poder se está descentralizando. Los creadores tienen libertad de elección sobre cómo y dónde comercializar y distribuir sus obras, y qué servicios han de utilizar para crear sus contratos inteligentes. No es un mundo perfecto, pero si está tenido un comienzo muy prometedor.

 

Ahora pude que encuentren los artistas y creadores una solución en la web3, impulsando su propio descubrimiento y vendiendo directamente a sus fans sus obras utilizando NFT y otras tecnologías web3. Haciendo la música que ellos quieren, creando las imágenes que quieren, dando a conocer sus historias, conectando con comunidades de amantes de la música, la literatura o el arte y la cultura en general. Sin intermediarios, directamente del creador al consumidor final. Puede que este sea el camino que de salida a sus obras.

 

Este cambio nos llevaría a la creación de un nuevo mercado del arte, sea el que este sea, un mercado en el que cada artista se cotizará en función de su mérito creativo, y del valor que le su consumidor final, que decidirá lo que ha de pagar por ello.

 

Es un momento emocionante para la tecnología web3. En el caso de la música, están surgiendo nuevos servicios que prometen permitir que los creadores tengan éxito, pero en los que también se pueden replicar los errores y extralimitaciones de la web2. Siempre se debe tener en cuenta la intención que hay detrás de esos servicios y cómo se alinean los intereses de las partes, para que no parezcan desequilibrados.

 

Ya sean los sellos discográficos de antaño los que controlaban toda la línea de valor desde la creación hasta la distribución, pero que al menos proporcionaban cierto valor a la obra, o un servicio de transmisión que solo ofrece distribución (o la ilusión de ello), es necesario invertir la pirámide. Los artistas tienen que tener el control de la canalización. Las herramientas de producción ajenas ya no son tan necesarias para ellos, pues estas ahora son muy baratas y están a su alcance.

 

Por eso hay que pasar de pensar en la tecnología como plataforma, a pensar en la tecnología como herramienta. Tony Parisi afirma que él "es consciente de lo que sucede con las empresas tecnológicas financiadas con capital de riesgo. Ha estado de ese lado. El dinero cambia las cosas. El dinero que se invierte en empresas de riesgo está obsesionado con la escala. Necesita miles de millones de usuarios que participen en una máquina de clics para justificar las decisiones de inversión de los administradores de fondos, ya sea que el modelo comercial tenga sentido o no. Y definitivamente sin tener en cuenta si beneficia a los creadores". Acaba afirmando que "El punto es que los artistas deberían ser muy escépticos de cualquier solución web3 en este momento", no vaya a ser que se acabe saliendo de guatemala para meterse en guatepeor.