domingo, 30 de mayo de 2021

Cristóbal Halffter, un melancólico excepcional

Cristóbal Halffter. RTVE
Juan José Pastor Comín, Universidad de Castilla-La Mancha

Esta semana hemos recibido la triste noticia del fallecimiento de Cristóbal Halffter. Como muchos de mis colegas musicólogos y compositores de mi generación, tuve la ocasión de conocerle en sus cursos de composición de Villafranca del Bierzo y de seguir sus conferencias en los Cursos de Verano de la Fundación Complutense.

Su reverencia crítica ante la tradición fue admirablemente expuesta en el curso que organizó en San Lorenzo de El Escorial “La influencia de Juan Sebastián Bach en los compositores del siglo XX”, en el año 1999, junto a Antón García Abril –también llorado este año– y Tomás Marco.

Allí nos impresionó su seriedad y, al mismo tiempo, su cercanía con los jóvenes estudiantes que entonces éramos. En todas las sesiones subrayaba el valor del esfuerzo y nos desveló al Bach de la Pasión según San Mateo cuya música permitía, por encima de todo, “pensar al hombre contemporáneo”. Aquellos que quisieran hoy emborronar sus partituras renegando del genio alemán harían, sin duda, “una música mermada de posibilidades”.

Esto no quiere decir, en absoluto, que la composición cerebral y la complejidad arquitectónica del contrapunto lleguen a anular la auténtica expresión, como muchos han leído mal en su obra, de fuerte naturaleza monumental. Tanto en su discurso como doctor honoris causa por la Universidad Complutense en 1996 –junto a Carmelo Bernaola, Luis de Pablo y Tomás Marco– como en su discurso de ingreso en la Real Academia de Doctores, Cristóbal Halffter expuso los peligros de esa otra dictadura de la razón, en nombre de la cual se han organizado los mayores crímenes de la humanidad en los siglos pasados y presente.

Entre los abismos del sentimiento y la razón, esta última nunca dejó de ser para nuestro compositor el bocado –esa parte final de las bridas que emboza al caballo de la imaginación–, y que en alemán recibió el nombre de “Halfter”, tal y como resume la etimología de su apellido, procedente de la Prusia oriental.

Al encuentro de la muerte

Los músicos somos muy conscientes del valor de la disciplina, la imitación y el aprendizaje. Sin embargo, desde nuestra “fogosa” juventud, no supimos ver entonces que el sentido de aquella cautelosa y al mismo tiempo fecunda actitud de Halffter frente al arte procedía de un profundo espíritu melancólico que iba más allá de la veneración del pasado.

No de una melancolía entendida como renuncia, parálisis o decaimiento sino, antes bien, como una fuerza excepcional presente en la ética de Aristóteles. Y es aquí, desde algunos episodios artísticos y sociales de su vida, desde donde quizá podamos leer las trazas de esa poderosa melancolía.

Muchos compañeros de mi generación tomamos contacto con su música gracias al vinilo dirigido por José Luis Temes Cristóbal Halffter, Grupo Círculo (Grabaciones Accidentales, 1988), sus obras Antifonismoi (1967) –de cierto carácter gestual improvisatorio–, Oda (1969), y el Concierto para flauta y sexteto de cuerdas (1982), precisamente interpretado por la hija del compositor. La sobriedad y economía de aquellas composiciones nos fascinó a muchos. Ahora bien, ¿de dónde venía aquella rotunda depuración? Probablemente de un encuentro familiar con el otro lado de nuestra existencia.

Cristóbal Halffter: Concierto para flauta y sexteto de cuerdas (1982)

Música y arquitectura

Halffter mantuvo durante toda su vida una estrecha relación con el arquitecto daimieleño y universal Miguel Fisac, al que le unía una singular amistad gracias a las matemáticas –argamasa de sus artes respectivas–, tal y como confesó en su último viaje a las tierras de La Mancha un 15 de junio de 2006 en el homenaje que el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real tributara a Fisac tras su fallecimiento en el mes de mayo.

Entre los dos genios hubo una profunda sintonía, prolongada en la relación de sus hijos. La muerte de la hija de Miguel Fisac, Anaïck, con tan solo seis años de edad, motivó un extraordinario treno del compositor en su In memoriam Anaïck (1967), para niño recitador, coro de niños y voces mixtas y conjunto instrumental, en cuya escucha uno alcanza el enorme dolor que atravesó a ambas familias.

Aquella obra fue estrenada en la Iglesia de Santa Ana, en el barrio de Moratalaz, levantada por el arquitecto manchego a la memoria de su hija. Ambas obras, musical y arquitectónica, y se entenderá bien más adelante, constituyen una profunda respuesta melancólica al golpe inesperado de la adversidad. Construida desde el lenguaje modal gregoriano, la composición conduce hacia un “Aleluya” final homofónico, como puerta para la esperanza final.

In memoriam Anaïck. Cristóbal Halffter.

Esta capacidad de transformación de la tradición es una constante permanente en la obra de Halffter y no solo de nuestra tradición clásica —como ocurre con el Fandango del Padre Soler en su Fandango, Preludio a Madrid 92–, sino también antropológica.

Recodemos aquí su composición Las turbas, entregada para la XXXV edición de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, donde supo transformar el tumulto del camino hacia el calvario en un enfebrecido clamor de sobriedad ética. Otra obra donde la muerte espera al final del camino, como había de esperar en su ópera Don Quijote a otro laico redentor.

Preludio para Madrid ‘92. Cristóbal Halffter.

Juan del Encina y las 'listas de sangre’

El propio hogar del compositor, el castillo-palacio de Villafranca del Bierzo, fundado en 1480, en tiempos de Juan del Encina, y desde siempre habitado por la misma familia, fue testimonio de esa transformación y renovación vital que se sobrepone a las generaciones perecederas.

Precisamente en nuestro libro, Más vale trocar… Cinco viajes musicales por la literatura de la España moderna (1496-1645), visitaba parte de su obra, pues Halffter mostró siempre un singular aprecio y respeto por Juan del Encina, cuyas música y textos reaparecen repetidas veces en sus composiciones.

Como él, el músico y poeta salmantino renovó el cancionero desde su talento doble, no exento de un claro posicionamiento artístico y de una notable razón política.

Halffter recogerá en Versus (1983) el dolorido sentido del romance del poeta salmantino y citará su “Triste España sin ventura” –un lamento estoico y melancólico ante la muerte caprichosa que truncaba el futuro del príncipe Juan, heredero de los Reyes Católicos– como respuesta musical a un momento de máxima tensión política que se vivía en España tras el golpe de estado de Tejero.

Versus. Thesis. Cristóbal Halffter.

Pocos saben que la posición política de Halffter en este momento llevó a la inclusión de su nombre en una “lista de sangre” (véase el artículo “Listas de sangre para el 24-F” en Actual, n.º 25, 20 de agosto de 1982, en la tercera columna, junto al nombre de Luis de Pablo).

Listas de sangre para el 24-F. Actual Magazin. 20 de agosto de 1982.

Halffter y la melancolía

El lenguaje de Halffter no fue, desde luego, sencillo –como muy bien estudió nuestro colega Germán Gan, máximo especialista en su figura–, pero sí fue extraordinariamente honesto y económico en su propuesta y credo. En Halffter nunca hubo ampulosidad: confesaba que no quería ser moderno o vanguardista, simplemente quería ser él. Algo que no podía evitar, al igual que el crecimiento del cabello o las uñas.

Advirtió sobre la facilidad de buscar en tiempos de Franco la libertad, cuando se conocía bien cómo estaba recortada la sombra del dictador. En sus propias palabras, “sabíamos contra qué luchábamos”. En estos días, sin embargo, las veladuras sobre la verdad y la humanidad, impuestas por una atronadora falta de ética, vulgaridad e indeferencia, “hace más difícil saber contra qué pronuniciarse”, como él mismo reconocía. Aún así, su rigor le impedía atribuir la maldad que con frecuencia predicamos de nuestros semejantes: “Lo que hay son personas equivocadas que tratan de imponerse y eso es lo que nos parece maldad”.

Recientemente, el documental de Asier Reino Cristóbal Halffter: la libertad imaginada, en coproducción con RTVE, nos ofrece una extraordinaria semblanza de su persona.

Cristóbal Halffter. La libertad imaginada. Asier Reino.

Aristóteles y el ‘hombre excepcional’

Melancolía, inspirada sobre la obra de Alberto Durero fue su última obra estrenada por la Orquesta de Basilea. Retirado en su castillo tras el ictus que sufrió en el año 2017, nos ha dejado, como Mozart, un Requiem inacabado –más bien abandonado–, iniciado tras la muerte de su esposa Marita.

“Melancolía”, en griego μελαγκολια ας, (μελας = negro, y por extensión, triste; y χολης, bilis) arrastra una concepción ética aristotélica que Cristóbal Halffter conocía muy bien. Por encima de la moral, nuestro compositor siempre defendió una respuesta ética: esta bilis negra o tristeza es siempre necesaria, pues ofrece al hombre la posibilidad de que, durante su existencia –su intervalo y circunstancia, su kairós, καιρός– demuestre y obre según su eucrasia (ευ, bien y κρασις, mezcla) empleando la combinación que mantenga esa bilis adversa en una temperatura justa para demostrar su virtud y buen comportamiento, solo al alcance de los seres excepcionales.

En sus Problemas XXX.1 Aristóteles decía: “Todos los hombres excepcionales son melancólicos”. La melancolía es, pues, la excepcionalidad reservada para los grandes personajes: como lo fue Encina, Cervantes, Alonso Quijano en la ficción, o Fisac. Y, sobre todo, para los grandes hombres como Cristóbal Halffter, quien supo hacer siempre de la adversidad el alimento del arte. En definitiva, un melancólico excepcional. The Conversation

Durero. Melancolía. 1513-1514.

Juan José Pastor Comín, Profesor Titular de Universidad. Área: Música. Investigación: Relaciones entre Música y Literatura, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

viernes, 21 de mayo de 2021

El Concierto TRES DIVAS será transmitido en vivo por Streaming desde la Royal Opera de Versalles


 Tres divas

EN VIVO: SÁBADO 22 DE MAYO A LA 1:00 PM ET

Las entradas para ver el concierto en Streaming, se pueden adquirir en la web del MET

Tres divas dinámicas se unen en uno de los hitos culturales de Europa. Las sopranos Ailyn Pérez y Nadine Sierra unen fuerzas con la mezzosoprano Isabel Leonard, así como con el pianista Vlad Iftinca y el guitarrista Pablo Sáinz-Villegas, para un programa de arias y escenas favoritas, transmitido en vivo desde la Royal Opera de Versalles en Francia.

Este evento se presenta en asociación con la Opéra Royal du Château de Versailles, cuyo glorioso teatro de 250 años, inaugurado con motivo de la boda real de María Antonieta, será el escenario de la representación. El programa completo se dará a conocer en breve.

El Programa

“Je veux vivre dans ce rêve”
De Gounod’s Roméo et Juliette

“Voi che sapete”
De Mozart’s Le Nozze di Figaro

“Ebben? Ne andrò lontana”
De Catalani’s La Wally

“Crudele? ... Non mi dir”
De Mozart’s Don Giovanni

“Agitata da due venti”
De Vivaldi’s Griselda

“Stridono lassù”
De Leoncavallo’s Pagliacci

“Belle nuit, ô nuit d’amour” (Barcarolle)
De Offenbach’s Les Contes d’Hoffmann

“Prenderò quel brunettino”
De Mozart’s Così fan tutte

“Mira, o Norma ... Sì, fino all’ore estreme”
De Bellini’s Norma

“Marie Theres’! … Hab’ mir’s gelobt”
De R. Strauss’s Der Rosenkavalier

“Près des remparts de Séville” (Seguidilla)
De Bizet’s Carmen

“En medio a mis colores” (Canzonetta spagnuola)
Por Gioachino Rossini

“Me llaman la primorosa”
De Giménez’s El Barbero de Sevilla

“Estrellita”
Por Manuel Ponce

“Bésame Mucho”
Por Consuelo Velázquez

“Cielito Lindo”
Por Quirino Mendoza y Cortés

Programa sujeto a cambios

Sobre los artistas

La soprano nacida en Chicago Ailyn Pérez se ha convertido rápidamente en una de las artistas más solicitadas en la actualidad. Recibió en 2016 el Premio de Artista Beverly Sills del Met, establecido por Agnes Varis y Karl Leichtman, hizo su debut con la compañía en 2015 como Micaëla en Carmen y desde entonces ha hecho retratos memorables de Mimì y Musetta en La Bohème, Alice Ford en Falstaff , Juliette en Roméo et Juliette, la condesa en Le Nozze di Figaro y el papel principal de Thaïs. También participó en la celebrada Gala en casa en abril de 2020 y regresará durante la temporada 2021-22 para debutar en el papel de Tatiana en Eugene Onegin. En los últimos años, ha cantado Magda en La Rondine en Nápoles y Florencia, el papel principal de Manon en la Ópera Estatal de Viena, Antonia en Les Contes d'Hoffmann en la Ópera de París, Nedda en Pagliacci en la Ópera Nacional de Holanda y Violetta en La Traviata en la Ópera Estatal de Baviera, la Ópera de París, la Staatsoper de Berlín y en Zúrich. También ha aparecido en Covent Garden, Houston Grand Opera, La Scala, Lyric Opera of Chicago y Santa Fe Opera, y en 2015 interpretó a Tatyana Bakst en el estreno mundial de Great Scott de Jake Heggie en la Dallas Opera. En 2012, fue honrada con el prestigioso premio Richard Tucker.

La soprano Nadine Sierra cautivó al público del Met en 2009, ganando las Audiciones del Consejo Nacional cuando tenía solo 20 años. Hizo su esperado debut en la compañía seis años después como Gilda en Rigoletto, uno de sus papeles emblemáticos, y también ha realizado actuaciones memorables como Susanna en Le Nozze di Figaro, Ilia en Idomeneo y Zerlina en Don Giovanni. Recibió en 2018 el Premio al Artista Beverly Sills del Met, establecido por Agnes Varis y Karl Leichtman, y durante la temporada 2021-22, encabezará su primer estreno de nueva producción con la compañía, asumiendo el papel principal de Lucia di Lammermoor en la puesta en escena del debut de Simon Stone. Más recientemente, ha cantado Musetta en La Bohème en Las Palmas, Juliette en Roméo et Juliette en Burdeos y en la Ópera de San Francisco, y Sophie en Der Rosenkavalier y Nannetta en Falstaff en Staatsoper Berlin. Ganadora del premio Richard Tucker 2017, también ha aparecido en Orange, Nápoles, Venecia, Palermo, Zurich y Roma, y ​​en La Scala, Seattle Opera, Atlanta Opera, Boston Lyric Opera, Florida Grand Opera y Hawaii Opera Theatre, entre otros.

Desde que debutó en 2007 como Stéphano en Roméo et Juliette, la mezzosoprano Isabel Leonard, nacida en Nueva York, ha sido una de las artistas más preciadas del Met. En 2011 recibió el premio Beverly Sills Artist Award, establecido por Agnes Varis y Karl Leichtman, y ha aparecido con la compañía en casi 150 actuaciones, cantando Blanche de la Force en Dialogues des Carmélites, Mélisande en Pelléas et Mélisande, el papel principal. de Nico Muhly en Marnie, Cherubino en Le Nozze di Figaro, Zerlina en Don Giovanni, Charlotte en Werther, Rosina en El barbero de Sevilla e Il Barbiere di Siviglia, Dorabella en Così fan tutte y Miranda en La tempestad de Thomas Adès. Ha aparecido en seis transmisiones en vivo en HD y se unió al director musical Yannick Nézet-Séguin y a la Met Orchestra para un concierto en el Carnegie Hall en 2019, y durante la temporada 2021-22, debutará como compositora en Ariadne auf Naxos. y el papel principal de Cenicienta de Massenet, este último en una nueva versión abreviada en inglés. Ganadora de tres premios Grammy y ganadora del premio Richard Tucker 2013, también ha aparecido en la Ópera Nacional Holandesa, Covent Garden, Ópera Nacional de Washington, Ópera de Palm Beach, Ópera Estatal de Viena, Compañía de Ópera Canadiense, Ópera de Filadelfia, Ópera Estatal de Baviera, Ópera de París, Festival de Salzburgo, Festival de Glyndebourne y Ópera lírica de Chicago. Interpretó a Ada Monroe en el estreno mundial de Cold Mountain de Jennifer Higdon en la Ópera de Santa Fe en 2015.

El pianista y director Vlad Iftinca es actualmente parte del personal de música de la Staatsoper Stuttgart 2020-21 y también director musical del Opera Studio de esa compañía. Entre 2007 y 2019, se desempeñó en el personal de música de Metropolitan Opera, y de 2007 a 2014, fue entrenador de personal para el Programa de Desarrollo de Artistas Jóvenes Lindemann del Met. También ha ocupado puestos de personal de música en la Ópera de Roma, la Ópera de Los Ángeles, la Ópera de Dallas y el Cantofest de Portugal y ha dirigido actuaciones de Il Barbiere di Siviglia, La Cenerentola y Trouble in Tahiti en Stuttgart. Ha colaborado en recitales con generaciones de artistas distinguidos, incluidos Thomas Hampson, Hei-Kyung Hong, Isabel Leonard, Erin Morley, Luca Pisaroni, Lisette Oropesa, Regina Resnik, Kiri Te Kanawa, Elza van den Heever y Deborah Voigt, y ha apareció en los escenarios de Oper Frankfurt, Opernhaus Zürich, Max-Joseph-Saal de Munich, Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, Soirées Musicales d'Arles, Beijing Music Festival, Kennedy Center, Carnegie Hall, Alice Tully Hall, LA Opera, Seúl Centro de artes escénicas, Festival de las artes de Hong Kong y Ravinia Festival. Se le puede escuchar junto a Lisette Oropesa en su primera grabación comercial, Within / Without.

El guitarrista Pablo Sáinz-Villegas ha sido aclamado por la prensa internacional como el sucesor de Andrés Segovia y embajador de la cultura española en el mundo. Es conocido por su forma de tocar apasionada, emotiva y de corazón abierto, ya sea actuando en salas de recitales íntimas o tocando para una audiencia de más de 85.000 personas en el Estadio Santiago Bernabéu en Madrid. Sáinz-Villegas ha aparecido en algunos de los escenarios más destacados del mundo, incluido el Carnegie Hall de Nueva York, la Filarmónica de Berlín, el Musikverein de Viena y el Centro Nacional de Artes Escénicas de Beijing. Ha actuado en más de 40 países y con orquestas como la Filarmónica de Israel, la Filarmónica de Los Ángeles y la Orquesta Nacional de España. Aclamado como “el embajador mundial de la guitarra española” por la revista Billboard, es un apasionado promotor del desarrollo de nuevo repertorio y ha dado numerosos estrenos mundiales, incluida la primera composición para guitarra del cinco veces ganador del Oscar, John Williams. Como educador y filántropo, Sáinz-Villegas ha llegado a más de 35.000 niños y jóvenes a través de su organización sin fines de lucro The Music Without Borders Legacy, y a través de sus numerosas colaboraciones como artista residente con orquestas y festivales de todo el mundo.

La información original se puede ver en ingles en la web del MET


miércoles, 19 de mayo de 2021

Se nos ha ido Franco Battiato, músico, cantautor, artista


Por Luis Domenech / Mayo 19, 2021

Sus canciones llenaron nuestras vidas. Su ritmo movió nuestros cuerpos. Nos alegró el alma, hizo que nos olvidáramos de nuestros problemas. Ese es el milagro que pocos cantores logran. Su música y su figura trascenderá, permanecerá en la memoria colectiva. Le voy a echar de menos.

Escribo estas lineas mientras escucho en Spotify su maravillosa Voglio vederti danzare. Su maravillosa y poética letra me envuelve.

Voglio vederti danzare come le zingare del deserto, con candelabri in testa, o come le balinesi nei giorni di festa.

Voglio vederti danzare come i Dervisches Tourners che girano sulle spine dorsali, o al suono di cavigliere del Katakali.

E gira tutt'intorno la stanza mentre si danza, danza e gira tutt'intorno la stanza mentre si danza.

E Radio Tirana trasmette musiche balcaniche, mentre danzatori bulgari a piedi nudi sui braceri ardenti.

Nell'Irlanda del nord, nelle balere estive coppie di anziani che ballano al ritmo di sette ottavi.

Gira tutt'intorno la stanza mentre si danza, danza. E gira tutt'intorno la stanza mentre si danza.

Nei ritmi ossessivi la chiave dei riti tribali regni di sciamani e suonatori zingari ribelli.

Nella Bassa Padana, nelle balere estive coppie di anziani che ballano vecchi Valzer Viennesi.

Nos deja Franco Batiatto una enorme herencia musical. Desde su primer single grabado en 1,965 hasta el mas reciente de todos Torneremo Ancora, entregado en 2.019, han pasado 44 años, y 55 discos que lo mantuvieron en la TOP MUSIC a lo largo de todo ese tiempo.

Se inspiraba de diversas maneras para componer sus canciones, pero como curiosidad, quizás la mas original de todas era la de inspirarse a través de la observación astronómica. No en vano era socio de  la Associazione Astrofili Ionico-Etnei, una Sociedad Astrofísica Siciliana que le puso su nombre a un asteroide  del cinturón principal descubiertos por ellos en 1.997-(18556) Battiato-. 

Nos ha dejado Franco Battiato, pero nos queda su recuerdo y sus magníficas canciones. Descanse en Paz.

lunes, 17 de mayo de 2021

La música atonal puede producir más placer del que creemos

Disco de ‘Quinteto para instrumentos de viento’, de Arnold Schoenberg. BNF / Gallica, CC BY-SA
Arantza Almoguera Martón, Universidad Pública de Navarra

Parece imposible que alguien no se emocione escuchando el aria Nessun Dorma de la ópera de Turandot, de Giacomo Puccini, o una sinfonía de Beethoven.

Joseph Calleja - “Nessun dorma”.

Pero ¿qué sucede con la música contemporánea?

Una de las cuestiones que las disciplinas relacionadas con el arte y la música han intentado responder es por qué la música puede provocarnos emociones tan intensas. De hecho, filósofos como Eduard Hanslick conceden a la música una superioridad emocional sobre el resto de las artes, quizás por su influencia fisiológica sobre nuestro sistema nervioso.

Máximos niveles de emoción

La música integra experiencias físicas, cognitivas y afectivas, siendo la emoción una de las características más salientes; y así lo revelan diferentes investigaciones, que han mostrado que por medio de la música se alcanzan los máximos niveles de emoción, por delante de las actividades deportivas, la gastronomía o la actividad sexual.

La música siempre ha estado, y está, presente en nuestras vidas, especialmente en aquellos momentos más emotivos y socialmente relevantes. No hay duda de que la música refuerza e intensifica las emociones que sentimos no solo en la vida ficticia, sino también en la realidad. ¿Cómo sería una película sin música?

Es indiscutible la relación entre la música y la emoción y podemos decir que su estudio es interdisciplinar, ya que en él confluyen los campos de la psicología, la música, la filosofía, la educación, las neurociencias y, por tanto, es desde esta dimensión multidisciplinar desde donde debemos explorar y abordar el emocionante mundo de la música.

Mi experiencia como intérprete de flauta travesera me llevó a interesarme, hace ya varios años, en la emoción y el placer que nos produce la música. El hecho de poder tocar dentro de una orquesta sinfónica me ha dado la oportunidad de experimentar una intensa respuesta emocional, muchas veces indescriptible, y me surgían interrogantes en torno a esos momentos concretos de la música que nos hacen estremecernos.

Rechazo a la música atonal

Pero estas cuestiones adquieren especial relevancia con la música atonal, más comúnmente conocida como música contemporánea, y que socialmente provoca cierto rechazo.

Antes de adentrarnos en el tema de las emociones en la música contemporánea, consideramos importante y necesario explicar, de manera sintetizada, los conceptos de música contemporánea, atonalidad y su diferencia con la tonalidad.

Con el término música contemporánea solemos referirnos a un tipo de música concreto, de tradición “clásica”, que no responde de manera exacta al vocablo contemporáneo, que incluiría cualquier estilo de música del tiempo actual. De ahí que prefiramos la utilización de la expresión música atonal para hacer referencia al estilo musical que surge como ruptura con el sistema de la tonalidad reinante durante casi cuatro siglos.

Diferencia entre tonalidad y atonalidad

El sistema tonal o tonalidad es el predominante en la música occidental desde 1650 hasta principios del siglo XX, y está basado en la organización jerárquica de los sonidos de la escala. Aunque la escala del sistema occidental está compuesta por doce sonidos, el sistema tonal utiliza principalmente siete sonidos (Escala básica: do-re-mi-fa-sol-la-si-do).

Dentro de esta escala, unos sonidos son más importantes que otros, existiendo una nota central de atracción denominada tónica (de ahí, el término tonalidad), en torno a la cual giran el resto de los sonidos de la escala, cada uno de ellos con funciones diferentes (de reposo, energía…). Así, un oyente puede intuir o predecir cuándo la música llega a su fin o qué sonido sigue a otro, como se muestra en este vídeo:

En esta charla (Ted Talks) de Benjamin Zander podemos ver un ejemplo del fenómeno que hemos comentado de adivinar (predecir) el final de una frase musical, independientemente de nuestro conocimiento musical.

Sin embargo, la atonalidad (a=negación; sin tonalidad) implica la ruptura con este sistema jerarquizado. De manera que todos los sonidos tienen la misma importancia, no existiendo relaciones funcionales entre ellos. De ahí que pueda resultarnos un estilo caótico. Arnold Schönberg fue uno de los primeros compositores en abandonar la tonalidad.

Pierrot lunaire, producción de la OSC “Schoenberg Beyond the Score”.

Para comprender mejor estos conceptos musicales podemos establecer una similitud con la gramática del lenguaje. Dentro de una frase, las palabras tienen un orden (o jerarquía) de manera que, si lo alteramos no siguiendo las leyes gramaticales de nuestro idioma, podremos reconocer las palabras, pero nos resultará difícil la comprensión y el significado del discurso.

Una investigación aún escasa

La mayoría de los estudios sobre música y emoción se han centrado en la llamada popularmente música “clásica”, y más concretamente en la música tonal. Sin embargo, la investigación con música atonal es escasa y más todavía en el campo de las emociones.

Este tipo de música, que tal y como comenta Ross en su libro El ruido eterno “a muchos les suena a ruido”, parece entrañar una mayor dificultad para provocar emociones positivas tanto entre el público como entre los intérpretes.

La música atonal nació a principios del siglo XX y se caracteriza por la ruptura con el sistema tonal en el que estamos enculturizados (del inglés inculturation= enculturación/inculturación). Son varios los autores que advierten la complejidad de esta música para su audición, su comprensión e interpretación. De ahí quizás la tendencia a calificar esta nueva música de más cerebral y menos emocional.

¿Es emocionalmente incomprensible?

Y, aunque algunas corrientes filosóficas han llegado a considerarla como una música incapaz de expresar emociones y, por tanto, emocionalmente incomprensible, no por ello podemos afirmar que la música contemporánea (o música atonal) se haya desinteresado por el aspecto emocional.

De hecho, no debemos olvidar que la atonalidad nació como ingrediente esencial de la música expresionista, estilo surgido a partir del expresionismo en literatura y pintura, que pretendía ser una nueva forma de expresión y de lenguaje por medio de los cuales plasmar a través del arte las realidades humanas de una manera más expresiva.

De ahí nuestro interés en realizar una investigación en la que abordáramos la evolución de los aspectos emocionales durante el estudio de una pieza atonal para instrumento solo (entre otras obras, Sequenza I para flauta travesera, de Luciano Berio; In Freundschaft, de Karlheinz Stockhausen; De profundis para acordeón, de Sofiya Gubaidulina; Variation über das thema eSACHERe para violoncehlo, de Cristóbal Halffter) con 58 estudiantes de diferentes especialidades instrumentales de conservatorios superiores de todo España.

En este estudio pudimos comprobar que los sentimientos iniciales de incomodidad y frustración entre el alumnado durante la primera fase de la investigación se transforman en emociones más positivas hacia esta música una vez estudiada la obra.

Se sabe que las reacciones a la música son el resultado de un proceso cognitivo y que la música contemporánea necesitará de un proceso de asimilación y acomodación a nuestros esquemas mentales (es decir, a nuestra mente enculturada y “educada” en el sistema tonal) que se consigue gracias al estudio.

Quizás también estos son los motivos por los que, en esta misma investigación, encontramos que los estudiantes prefieren ser intérpretes y no oyentes de este tipo de música. El hecho de escuchar la pieza sucesivamente durante el estudio les permite familiarizarse con la obra y conseguir una mayor comprensión, además de una respuesta emocional positiva.

Música y sentimientos positivos

Sin embargo, aunque en general la música se relaciona con los sentimientos positivos, no debemos olvidar que las emociones tienen una doble valencia –positiva y negativa– y que, por tanto, las emociones de valencia negativa hacia la música también implican una respuesta emocional.

De hecho, es difícil que cualquier tipo de música que escuchamos por primera vez pueda conmovernos o provocarnos una intensa respuesta emocional, ya que esta está configurada por la cognición o conocimiento de la obra. De ahí que la audición continuada aumente la familiaridad y, por tanto, una emoción más intensa y positiva.

Los resultados de nuestra investigación pueden ayudarnos a mostrarnos más receptivos hacia otro tipo de gramáticas musicales a las que no estamos tan acostumbrados y que no por ello deben calificarse de incomprensibles emocionalmente.

No debemos olvidar las reacciones de los oyentes en estrenos de obras de Beethoven, Rossini o La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, compositores, todos ellos, contemporáneos de su tiempo.

Quizás, realizando sucesivas audiciones de una misma pieza contemporánea consigamos una mayor comprensión y una emoción más positiva hacia este tipo de música, tal y como nos ha sucedido con la música de nuestros antepasados y como refieren los estudiantes de nuestro estudio.

Pero, independientemente de la emoción y del tipo de melodía, disfruten del apasionante mundo de la música.


Esta investigación forma parte del Proyecto I+D (2008-2011, referencia EDU-2008-03401) “Audición, cognición y emoción en la interpretación de música atonal por estudiantes de grado superior de música” financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, cuya investigadora principal es la Dra. Ana Laucirica Larrinaga. The Conversation


Arantza Almoguera Martón, Profesora Ayudante Doctora en Didáctica de la Expresión Musical, Universidad Pública de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

domingo, 16 de mayo de 2021

La leyenda de Fernando IV, el compositor Zubiaurre y el comienzo de la ópera española

Últimos momentos de Fernando IV el Emplazado (Casado del Alisal, 1860). Wikimedia Commons / Museo del Prado
Álvaro Torrente, Universidad Complutense de Madrid

Fernando IV de Castilla tuvo una vida breve pero intensa. A los nueve años heredó la corona de su padre Sancho IV y su reinado se caracterizó por un permanente enfrentamiento con parte de la nobleza castellana, una verdadera guerra civil. Su principal valedora fue su madre, María de Molina, que le ayudó a defenderse de los nobles castellanos y evitó en numerosas ocasiones que fuera destronado, incluso tras su mayoría de edad.

En septiembre de 1312, unas semanas antes de cumplir los veintisiete años, mientras preparaba en Jaén la conquista de Granada, murió de manera inesperada en su lecho, sin que hubiera testigos. Según la Crónica de Fernando IV, pocos días antes había mandado ajusticiar a dos hermanos de apellido Carvajal, acusados de haber asesinado algunos años antes a su valido y amigo Juan de Benavides:

“É estos cavalleros, quando los el rey mandó matar, veyendo que los matavan con tuerto, dixeron que emplasavan al rey que paresciese ante Dios con ellos á juisio sobre esta muerte que él les mandava dar con tuerto, de aquel dia en que ellos morían á treynta dias. (…) É este jueves mesmo, siete dias de setiembre, víspera de Sancta Maria, hechose el rey é dormir, é un poco después de medio dia falláronle muerto en la cama, en guisa que ninguno lo vieron morir. É este jueves se cumplieron los treynta dias del emplaçamiento de los cavalleros que mandó matar en Martos.”

Crónica de Don Fernando el IV.

Cuenta la leyenda que el rey ordenó ejecutarlos de manera especialmente sanguinaria, lanzándoles desde lo alto de la Peña de Martos metidos en una jaula de hierro con púas afiladas hacia el interior.

Una leyenda romántica

Desde el siglo XVI los historiadores han cuestionado la veracidad del emplazamiento (que los hermanos Carvajal supuestamente hicieron al rey para verse en un juicio ante Dios) y la truculenta muerte de don Fernando, lo que no impidió que la leyenda floreciera con especial fuerza durante el Romanticismo.

Bretón de los Herreros estrenó en 1837 un drama histórico en cinco actos sobre el tema, mientras que el cuadro Los últimos momentos de Fernando IV el Emplazado, pintado en Roma en 1856 por José Casado del Alisal (comprado en 1860 por el Gobierno para el Museo del Prado y hoy depositado en el Palacio del Senado), representa la expiración del monarca ante la mirada fantasmal de los dos hermanos ajusticiados.

El mismo argumento fue escogido por Valentín María de Zubiaurre (Garay, Vizcaya, 1837 – Madrid, 1914) para su segunda ópera, con un libreto que convierte la leyenda medieval en la lucha del pueblo castellano contra la tiranía de su monarca.

Una formación transoceánica

Valentin Zubiaurre retratado en ‘La ilustración española y americana’ en 1915 por A. Ciarán. Wikimedia Commons

Zubiaurre se inició como niño de coro en la Colegiata de Santiago en Bilbao, donde aprendió de Nicolás Ledesma los fundamentos del arte musical. Dificultades económicas le impidieron continuar su educación en alguna capital europea como Bruselas o Nápoles, lo que le llevó a buscar fortuna en América. Sus ocho años en Venezuela, trabajando como profesor de piano y concertista ocasional, supusieron una experiencia personal muy diferente de otros músicos de su época. En 1861 regresó a España y continuó sus estudios en el conservatorio de Madrid con Hilarión Eslava, legendario maestro de la Real Capilla.

Su primera ópera, Luís Camoens (1864), fue un trabajo académico que nunca llegó a estrenarse. Su segunda ópera, consagración definitiva, fue precisamente Don Fernando el Emplazado.

Todavía fue seguida por una tercera, Ledia, escrita en 1873, que dio comienzo a un punto de inflexión definitivo en su carrera: nombrado académico de Bellas Artes y becado en la Academia de España en Roma, pudo conocer de primera mano la vida musical de Italia y visitar Viena y París. En 1875 regresó a España al ser nombrado segundo maestro de la Real Capilla, sucediendo a Eslava tres años más tarde, lo que supuso el abandono casi completo de la ópera para dedicarse en exclusiva a la música religiosa.

Defensor de la ópera en español

De su viaje por Europa dejó una extensa memoria donde plasma sus reflexiones sobre la música de su tiempo. Sus preferencias se inclinan sobre todo hacia la ópera italiana, y refleja sus reservas hacia Wagner, a quien considera “como un Churriguera músico, o como una excentricidad artística”. Le reconoce, eso sí, que se oiga “tan clara y distintamente hasta la última palabra que pronuncia el actor”.

Zubiaurre enfatiza en muchos momentos de la memoria la importancia de la inteligibilidad del texto y alaba que, a diferencia de España, las distintas naciones europeas utilicen su propia lengua para la ópera. Concluye su memoria con una petición al Gobierno y al rey, que resultó infructuosa, para “que en cada año se establezca una temporada de ópera española en el Teatro Real, alternando con otras óperas traducidas al español, mientras no tengamos el suficiente número de óperas escritas en nuestro propio idioma”, probablemente reflejando sus propias dificultades.

Una obra de su tiempo

Don Fernando el Emplazado reúne muchas de las claves que definen el complejo crisol social y cultural de España alrededor de 1870. Por un lado, su gestación corre paralela a los convulsos años de la Revolución de 1868, la monarquía de Amadeo de Saboya y la Primera República, lo que podría explicar que escogiera un argumento que presenta a un monarca moralmente deleznable, y también quizás el éxito de la obra.

Por otro lado, la obra se enmarca en la singularidad de la escena madrileña que, desde mediados de siglo, estaba dominada por dos tendencias diferenciadas y complementarias (algunos dirían que opuestas): el auge de la zarzuela, el espectáculo de mayor popularidad desde la fundación del teatro homónimo en 1856, que frecuentaban todas las clases sociales; y la consolidación de ópera italiana, entretenimiento de las élites desde la inauguración del Teatro Real en 1850 –rebautizado como Teatro Nacional de Ópera tras la Gloriosa–, cuyo repertorio no era muy diferente de lo que se podía escuchar en muchos teatros europeos, sobre todo Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi y Meyerbeer, siempre cantados en italiano.

Partitura autógrafa de ‘Don Fernando el Emplazado’. Eresbil. Archivo Vasco de la Música.

El inicio de la ópera española

Los compositores españoles estaban prácticamente excluidos, ya que tras dos reestrenos de Emilio Arrieta en los años 1850, no se interpretó obra alguna de compositor español durante más de quince años.

Fueron estas dificultades las que llevaron a convocar en 1867 un Certamen Nacional de Ópera, que permitiera “la instalación del espectáculo de la grande ópera española”. Zubiaurre, enfrascado en la composición de una ópera en lengua italiana sobre la leyenda de Fernando IV, encargó la traducción del libreto a dos jóvenes poetas, Ángel Mondéjar y Evaristo Silió (ambos fallecidos en 1874), y adaptó la partitura a la poesía en castellano (parece que posteriormente la traducción fue revisada a fondo por Mariano Capdepón).

La obra alcanzó uno de los premios del certamen e inauguró el Teatro Alhambra el 12 de mayo de 1871, con presencia del nuevo monarca Amadeo de Saboya. Dos meses antes, Emilio Arrieta había conseguido representar la adaptación operística de Marina en el Teatro Real, excepcionalmente cantada en español. Esta confluencia, después de varios años de sequía, conllevó que ambos estrenos fueran considerados por la crítica como el verdadero inicio de la opera española –entendiendo como tal ópera en lengua castellana–, a pesar de que ambas se habían gestado como algo diferente: Marina fue escrita originalmente como zarzuela y Don Fernando como ópera en italiano.

Edición de la partitura de Don Fernando El Emplazado biblingüe en reducción para canto y piano. Fundación Juan March

Una ópera europea

Tres años más tarde Don Fernando fue llevada al escenario del Teatro Real en la versión italiana primigenia, con un plantel de lujo de estrellas internacionales que incluía al famoso Tamberlick –el tenor europeo más destacado del tercer cuarto del siglo– en el papel de don Pedro. A diferencia de otros países, para triunfar en el mundo de la ópera en España seguía siendo necesario cantar en la lingua franca.

A pesar de su temática “nacional”, no puede decirse que Don Fernando el Emplazado sea una ópera nacionalista, ya que todos sus rasgos, incluyendo la ambientación española, eran moneda corriente en la gran ópera europea del momento. Ahí están La Favorite de Donizetti y las últimas creaciones de Verdi, La forza del destino y Don Carlos, así como alguna ópera española reciente como La conquista di Granata de Arrieta (1850).

Zubiaurre traslada a la partitura su profundo conocimiento tanto de las convenciones de la grand opéra francesa, como de los compositores italianos. En su obra encontramos todos los ingredientes musicales que podría esperar un espectador contemporáneo: romanzas del tenor, cavatinas de la prima donna, varios duetos, además de un brillante terceto y dos grandiosos números corales, junto a preludios e interludios que anticipan o rememoran muchos de los temas melódicos de los números principales, todo vestido con una gran orquestación y una planificación armónica excepcionalmente rica para lo que se solía escuchar en España. A la luz de sus características musicales y dramáticas, Don Fernando debería considerarse más bien un ejemplo paradigmático de ópera europea.

La partitura completa en italiano de Don Fernando ha sido reconstruida por el profesor Francesco Izzo –Editor General de Le Opere di Giuseppe Verdi (Ricordi / Chicago)–, que ha estudiado y comparado diferentes fuentes musicales.

Con su estreno moderno, el Teatro Real explora su propia historia, su propio pasado, construido no solo del gran repertorio europeo, sino también de apuestas singulares como esta ópera que, por diversos motivos, no precisamente estéticos, han permanecido en el olvido desde entonces.


Este artículo es una versión reducida del publicado en el programa de mano de la ópera ‘Don Fernando, El Emplazado’ presentada en versión concierto el 15 y 17 de mayo de 2021 en el Teatro Real de Madrid.The Conversation


Álvaro Torrente, Catedrático de Musicología y director del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, Universidad Complutense de Madrid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

viernes, 14 de mayo de 2021

Concierto de la pianista armenia Anna Sarkisova en el Auditorio de Vilagarcia


Por Luis Domenech / Mayo 14, 2021

A las 20 horas del Sábado 15, tendrá lugar en el Auditorio de Vilagarcía de Arousa un concierto a cargo de la pianista armenia Anna Sarkisova, dentro de una gira de conciertos por distintos puntos de Galicia. El concierto se celebra en conmemoración del 13º Aniversario do Faiado da Memoria, la Asociación Cultural y Social asentada en nuestra ciudad, cuyas puertas están siempre abiertas a todos los vecinos y colectivos.

Sus promotores, Margarita Teijeiro y Antón Caeiro, esta vez si que han picado muy alto y han conseguido traer a nuestra ciudad a una renombrada artista de categoría internacional. Por ello, no solo les felicitamos Por Luis Domenech / Mayo 14, 2021por la efemérides, sino por el éxito de haber podido traer a esta magnífica pianista para que podamos disfrutar de su arte.

El programa que desarrollará la concertista incluye obras de Liszt, Haydn, Rachmaninoff, y el compositor armenio Arno Babajanian.

PROGRAMA

Liszt consolation nr 3 

Haydn- piano sonata E flat Major Hob XVl nr 52

Liszt transcendental etude F minor 


-- Descanso --


Rachmaninoff Sonata nr 2, op 36 B flat minor 


Babajanian Poema 

Babajanian Elegy

Solar Touch

Sobre la artista

La pianista Anna Sarkisova ha sido reconocida internacionalmente por su capacidad para conectarse emocionalmente al instante con el público mientras demuestra una técnica virtuosa y una alta musicalidad. Anna ha actuado en numerosos escenarios famosos de las capitales culturales del mundo y recibió el aplauso universal del público debido a su pureza de tono, poderosa capacidad técnica y profunda interpretación musical. Sus apariciones en conciertos incluyen países como Austria, Alemania, Italia, España, Rusia, Armenia, Francia y Estados Unidos, por nombrar algunos.

Anna Sarkisova es ganadora del premio y finalista de varios Concursos  Internacionales de Piano en Italia, Austria, Alemania, España y Estados Unidos. Anna ha trabajado con músicos famosos como Rudolf Kehrer, Oxana Yablonskaya, Oleg Meisenberg, Leonid Brumberg, Alexander Braginsky, Paul Badura-Skoda, Dmitry Rachmanov, Arkady Sevidov, Lazslo Simon, Jacques Rouvier, Jura Margulis, Malcolm Bilson, Vladimir Chernov y muchos otros.


El extraordinario talento de Anna fue reconocido a una edad muy temprana. Su madre, que es pianista, la introdujo por primera vez en la música. Anna debutó con la orquesta a los ocho años interpretando los conciertos en sol menor de Felix Mendelssohn y en re mayor de Josef Haydn. A los doce años empezó a trabajar con el prof. Igor Yavryan, quien ha sido alumna del renombrado pianista y pedagogo Lev Vlasenko. Progresando rápidamente bajo su dirección, Anna hizo su primera aparición internacional a los catorce años cuando ganó el premio del Concurso Internacional de Piano "Citta Di Senigallia" en Italia. Tras este éxito fue invitada a participar en varios festivales de música internacionales de prestigio, entre los que se encuentran "Viener Musikseminar" (Austria), "Bravo Music Festival" (EE.UU.), "Barcelona music festival" España, "International Summer Academy Mozarteum Sazlburg" Austria y otros.


A la edad de dieciséis años, Anna ingresó en el Conservatorio Estatal  de Yerevan en Armenia, donde recibió una beca especial de Vladimir Spivakov y Konstantin Orbelyan. Durante este período, Anna continuó actuando en todo el mundo como solista y como músico de cámara.

Tres años más tarde se mudó a Viena, Austria, para continuar su viaje musical en el Conservatorio de Música de Viena. Una combinación única de las escuelas rusa y austriaca de tocar el piano le da una amplia perspectiva musical, evidente en su poderosa capacidad técnica, así como en su comprensión de las interpretaciones musicales.


En 2009, Anna fue aceptada en la Escuela de Música Herb Alpert de UCLA con una beca completa, donde estudió con el pianista de fama mundial Vitaly Margulis y fue una de sus últimas alumnas. Anna completó su maestría en la Escuela de Música de UCLA y recibió su doctorado en artes musicales en la Escuela de Música Thornton de la Universidad del Sur de California (USC) bajo la dirección del Dr. Stewart Gordon. También fue profesora asistente en el departamento de piano de la USC. Anna está actualmente trabajando en su nuevo álbum que incluirá piezas de compositores de Europa Occidental y Armenia.


Actualmente Anna reside en Los Ángeles y realiza conciertos en todo el mundo.