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El Auditorio Mar de Vigo |
Ayer en El Auditorio Mar de la Ciudad de Vigo, tuvo lugar dentro de la programación del ciclo de Conciertos y Espectáculos de la Temporada 2011/2012 organizado por Promoconcert, un concierto que en principio parecía iba a ser estupendo por las obras elegidas para este: la Sinfonía nº 9 en Re menor en la 1ª parte, y la Obra Carmina Burana tras el descanso, obras interpretadas por la Orquesta, Coro y Solistas del Teatro Estatal de la Opera y Ballet de Nizhny Novgorod bajo la dirección de Evgeny Sheyko, actuando como solistas las sopranos Alla Provolotskaia y Vera Kharitonova, La Mezzo-Soprano Natalia Grushko, los tenores Sergey Tsipilev y Viktor Kompaneev, el barítono Vladimir Kubasov y el bajo Viktor Ryauzov.
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La Orquesta Sinfónica Del Teatro de la Opera de Nizhny Novgorod |
Inicialmente un programa prometedor a desarrollar por una Orquesta y Coros Rusa, país de gran tradición musical con estupendas escuelas y con grandes y cultivadas voces solistas, siendo la de Nizhny Novgorod una de las mas prestigiosas del País.
Me extrañó que ante un programa tan atractivo, ni se llegara a cubrir el 30% del aforo de un Auditorio con una capacidad de mas de 1.400 plazas.
Pues bien de esta ilusión ya desde los primeros compases de la Orquesta me sobreviene la gran decepción al comprobar que esta sonaba como si sus músicos se acabaran de incorporar a la misma, falta de ensamblaje entre los distintos grupos instrumentales y a la vez entre los músicos de dichos grupos. Lo ilustraré con ejemplos de lo que vi y oí. En los violines A al fondo de la orquesta había uno que hacía como si pareciera que tocaba con un tempo diferente al de su compañera de su derecha y con un desplazamiento del arco sobre las cuerdas que hacía pensar que no le sacara sonido alguno a su instrumento. Una fila por delante de este, otro de los violinistas atacaba su instrumento con una fuerza y una intensidad tal que como si del concertino se tratara, sobresaliendo su performance por encima de los demás. Horrenda la percusión de los timbales la cual entraba a destiempo, y desacoplados orquesta y coro, siendo tapado el segundo por la primera en partes de la sinfonía: Entiendo que parte de la culpa de esto estaba en la disposición del coro en dos filas, mujeres por delante y hombres por detrás en todo el ancho del enorme escenario del Teatro, en vez de reducirlas a cuatro filas al centro del escenario lo que daría como resultado una menor dispersión o una mayor concentración de la fuerza de las voces del coro. Pero el caso es que a una mala acústica de la sala, se unió una mala disposición del Coro como digo y una lamentable ejecución del programa por parte de los músicos, bajo la batuta de un director al que parecían no hacerle caso alguno, por como sonaba la Orquesta.
Para colmo de todos los males, añadiré que la promotora del concierto, la Organización Promoconcert (curioso nombre que hace honor al dicho de que "Es propio de nombres propios la mayor impropiedad"), hizo una mala promoción del concierto, ya que muy poca gente se entero del mismo, y el que si se enteró porque vigila constantemente la web de entradas de Nova Caixa Galicia, pues pudo sacar las entradas, pero sin saber ni el nombre de la Orquesta y coros ni algún que otro dato que deberían haber aportado haciendo público el programa, y lo curioso además es que tampoco lo pude averiguar en la red, y eso que entre en la web del Faro de Vigo, en la del Auditorio, en la de Google y en la del Ayuntamiento de la Ciudad. Algo que nunca me había pasado.
¿Hubo algo de bueno entonces en todo esto? Pues siempre lo hay. En este caso dos de los solistas que cantaron eran de gran categoría y tuvieron una gran actuación, la soprano Alla Provolotckaia tuvo una excelente actuación que no se vio acompañada por el contrapunto puesto por la desafinada voz del barítono Vladimir Kubasov el cual no encontraba las notas teniendo que acudir al falsete que tampoco le salía.
Una mención aparte merecen el tenor Sergey Tsipilev que cantando en registros de Contralto un magnífico "Olim lacus colueram", brilló con luz propia en medio del desigual elenco, y el bajo Victor Ryausov que llenó el auditorio apesar de su deficiente acustica con su potente voz, dignos representantes de las tradicionalmente magníficas voces rusas.
Podríamos resumir la experiencia en como se puede estropear un bonito y estupendo programa resuelto por una mala ejecución de la obra en un Auditorio que no esta adecuadamente acondicionada su acústica para estos espectáculos en que no se utilizan medios de amplificación electrónicos, en una sala casi vacía de público por déficit de información. 36 € de la entrada para un mal rato.