lunes, 11 de agosto de 2025

Galicia emociona con música, vino y estrellas en las Noites Méndez-Rojo: un nuevo ciclo de conciertos íntimos entre viñedos

 Música y Gastronomía


Ribeira Sacra, Galicia — Agosto 2025

¿Te imaginas vivir un concierto en un viñedo colgado sobre el río Miño, mientras atardece entre montañas y copas de vino? Así son las Noites Méndez-Rojo, un nuevo ciclo de conciertos que ha irrumpido con fuerza este verano en Galicia, y que ya se perfila como una de las experiencias más especiales del norte de España.

Organizadas por la familia bodeguera Méndez-Rojo, las Noites han reunido este 2025 a artistas de primer nivel en un formato íntimo —solo 200 entradas por noche— que une lo mejor de Galicia: vino, gastronomía, música y paisaje.

El primer concierto del ciclo, en mayo, fue protagonizado por Javier Ojeda, la voz de Danza Invisible, en una noche de clásicos del pop español con vistas al río Miño.

Y el pasado 1 de agosto, la magia se repitió en la bodega Vía Romana, en plena Ribeira Sacra, con una velada inolvidable liderada por Marilia Monzón, que ofreció un concierto descalza, entre el público, y completamente entregada a la emoción del lugar.

Las entradas volaron. Se colgó el cartel de “entradas agotadas” 48 horas antes, y más de 200 personas se quedaron sin entrada por el aforo limitado.

Marilia hizo vibrar a los asistentes con su nueva canción "Acuérdate de mí", en una noche donde la música se mezclaba con el aroma a vino y la brisa del Miño. El público coreó sus canciones como un gran coro espontáneo en uno de los momentos más mágicos de la noche.


 Comida local, vino de autor y helados artesanos

El ciclo no solo destaca por su cartel musical, sino por su propuesta sensorial completa.

Gastronomía de kilómetro cero con el restaurante A Faragulla, postres artesanos de La Central Heladera, un corner exclusivo de ViniGalicia con vinos frizzantes y etiquetas modernas, y la presencia de Frutos Secos Medina, que dieron un toque especial a la noche con un surtido muy celebrado.

Por supuesto, los vinos protagonistas fueron los de casa: Méndez-Rojo sirvió referencias como su godello Mil Ríos Sobre Lías, rosado Vía Romana do Camiño o el popular Mar del Norte Albariño, entre los más vendidos de la noche.


 Un formato que busca emocionar… y lo consigue

“Noites Méndez-Rojo ha llegado para quedarse”, afirma Juan Luis Méndez Rojo, portavoz de la organización. “Estamos emocionados por la acogida. Creemos que ya se ha hecho un hueco en el corazón de la gente. Lo hacemos todo en familia, sin delegar en terceros, porque nadie mejor que nosotros para expresar cómo somos, lo que hacemos y lo que sentimos aquí”.

Y aunque no hay fechas oficiales aún para 2026, desde la bodega ya anticipan que hay sorpresas en camino.

“Ya estamos trabajando en las nuevas Noites para el verano que viene. No podemos desvelar artistas todavía, pero sabemos que emocionarán. Eso sí: las entradas volverán a volar, así que quien quiera vivir esto, que no lo deje para última hora. El aforo seguirá siendo exclusivo”.

UBICACION  ¿Dónde es todo esto?

La Ribeira Sacra es una joya aún poco explorada en el interior de Galicia, entre Lugo y Ourense, famosa por sus viñedos en terrazas imposibles, su naturaleza salvaje y sus miradores sobre el Miño, Sil y Cabe.

Es Patrimonio Mundial de la Humanidad en proceso, y uno de los secretos mejor guardados para quien busca un verano distinto, auténtico y sin masificaciones.

 

 ¿Y si el verano que viene tus vacaciones empiezan aquí?

 

¿Escuchar música o tenerla de fondo? La educación musical en tiempos de ‘streaming’

 Streaming

Yullia Lypai / Shutterstock
Paloma Bravo-Fuentes, Universidad de Jaén

Vivimos rodeados de música. Nos acompaña en el supermercado, en el coche, mientras estudiamos, trabajamos o incluso, descansamos. Gracias a plataformas de escucha en streaming y redes sociales, nunca antes había sido tan fácil tener acceso a cualquier canción en cualquier momento. Sin embargo, ¿estamos realmente escuchando? ¿O simplemente dejamos que la música suene como un fondo más en nuestra vida saturada de estímulos?

Algunas investigaciones apuntan a que plataformas como Spotify fomentan una forma de escucha predominantemente pasiva. En lugar de elegir qué oír, muchos usuarios se limitan a escuchar listas de reproducción generadas algorítmicamente o diseñadas para ambientes específicos (como “música para estudiar”), lo que convierte a la música en un mero fondo sonoro. Esta práctica despoja a la música de su papel como objeto de atención, relegándola a un acompañamiento funcional que apenas requiere implicación emocional o cognitiva por parte del oyente.

Muchos estudios han analizado cómo la era del streaming ha transformado nuestra relación con la música, instaurando un modelo de consumo fragmentado y efímero. La accesibilidad inmediata a millones de canciones no se ha traducido en una mayor profundidad de escucha, sino en una sobrecarga de disponibilidad que banaliza la experiencia auditiva. La música está más presente que nunca en nuestras vidas, pero es posible que la estemos escuchando menos atenta o reflexivamente.

Fragmentos virales en Tiktok

Este fenómeno se acentúa en redes sociales como TikTok, donde la música se convierte en un recurso visual y emocional al servicio de contenidos breves, pensados para captar la atención en apenas unos segundos. Los fragmentos musicales más virales suelen ser de apenas 15 o 30 segundos, y su función no es tanto ser escuchados como generar impacto inmediato, facilitar un reto viral o acompañar una coreografía, independientemente del contenido de las letras de las canciones que incluye.

Así, la música deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un medio para otros fines, lo que contribuye aún más a su descontextualización y a la pérdida de profundidad en la experiencia estética.

La escucha activa y la atención

En este contexto de abundancia musical y dependencia del algoritmo, la educación musical puede y debe ayudarnos a reaprender a escuchar de manera crítica y consciente. Escuchar críticamente no significa convertirnos en expertos, sino prestar atención activa a lo que oímos, reflexionar sobre las letras y entender el contexto cultural de cada canción.

Hoy más que nunca, es necesario cultivar esa escucha atenta. Las plataformas priorizan algoritmos que nos proponen canciones similares a lo que ya escuchamos, creando burbujas musicales que limitan nuestra exposición a la diversidad musical.

La importancia de la letra

Muchas canciones que triunfan en listas de éxitos incluyen letras que reproducen estereotipos de género, mensajes de violencia o modelos de relaciones tóxicas y que, sin embargo, consiguen viralizarse en las redes.

La escucha crítica permite darse cuenta de estos contenidos y decidir de manera consciente si la queremos consumir y compartir.

Actividades para fomentar la curiosidad musical

En las aulas, la educación musical ofrece un espacio privilegiado para entrenar esta escucha activa. A través de actividades sencillas se puede fomentar en niños y jóvenes la curiosidad, el pensamiento crítico y el gusto estético musical.

Por ejemplo: analizar las letras de canciones que escuchan los propios alumnos y alumnas a diario, proponiéndoles identificar qué emociones transmiten, qué valores promueven y si existen estereotipos o mensajes problemáticos.

Otra opción consiste en comparar dos canciones que aborden un mismo tema (como el amor, el éxito o el cuerpo), pero desde perspectivas opuestas. A partir de esta comparación, se puede reflexionar sobre el impacto que sus mensajes pueden tener en quienes las escuchan, además de comprender distintas formas de narrar una misma realidad.

Escucha activa en casa

Esta tarea no es exclusiva de la escuela: también en casa podemos hacer el ejercicio de detenernos a escuchar con atención, conversar sobre lo que transmite una canción, e incluso descubrir nuevos géneros musicales.

Por ello, es fundamental ir más allá de la teoría y proponer ejemplos concretos que ayuden a ejercitar esta escucha activa, especialmente en relación con las letras de las canciones que consumimos de forma automática.

Escuchar juntos una canción que les guste, leer su letra en voz alta y preguntarse qué dice realmente la canción (y si estamos de acuerdo con lo que plantea) permite abrir un espacio de conversación y desarrollo de la conciencia crítica sobre lo que se consume a diario a nivel musical. Esta toma de conciencia no busca censurar sino empoderar al oyente para decidir qué música quiere incorporar en su día a día.

En definitiva, aprender a escuchar en este mundo saturado de música es una habilidad valiosa que permite disfrutar de lo que oímos y desarrollar un pensamiento crítico en un entorno donde muchas veces simplemente oímos pero no escuchamos.The Conversation

Paloma Bravo-Fuentes, Profesora sustituta interina del área de Didáctica de la Expresión Musical, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.