Análisis Musical
Por Luis Domenech
Rosalía una vez mas ha puesto el mundo musical en ebullición, pues hoy todo el mundo habla de su nuevo disco Berghain, que significa bosquecillo de la montaña en el aleman, y todos hablan bien, y bien sorprendidos de las capacidades de esta cantante catalana, destacando su caracter innovador, su riesgo artístico, su multilingüismo y su manejo estratégico en comunicación y marketing que la ha llevado a conquistar el mundo.
La prensa internacional se ha quitado el sombrero ante la artosta. The Guardian, por ejemplo, valoró el disco con puntuaciones máximas y lo describe como una “obra maestra operística” que redefine los límites del pop, destacando el carácter pionero y vanguardista del álbum.
Hasta el momento presente, LUX" de Rosalía ocupa el puesto número 3 en el ranking global de artistas más escuchados en Spotify, solo superada por Taylor Swift y Bad Bunny. Además, 12 de las 15 canciones del álbum han ingresado en el Top 50 Global de Spotify, con la canción “La Perla” alcanzando el puesto 5 y casi 4,5 millones de reproducciones, seguida de “Berghain” (número 7) y “Reliquia” (número 10), todas con cifras millonarias en reproducciones, y solo hace unos pocos días que salíó el disco al mercado.
La pregunta que debemos hacernos entonces es, ¿que hay detrás del tsunami de audiencias provocado por Rosalía con este nuevo álbum?. Pues hay mucho: mucha creatividad, muy buena música, un presioso contenido, mucho de ella misma, y mucho y muy buen equipo detrás de la artista.
La canción está compuesta por Rosalía Vila Tobella, Björk e Yves Tumor, Noah Goldstein, con Jake Miller, Dillan Viggins y Elliot Kozel como arreglistas. La orqueta es la Sinfónica de Londres
Lo describe muy bien Antonio Tinedo-Rodriguez, profesor de la Universidad de Córdoba, cuando dice: "La música es un elemento clave de la cultura. Hay artistas, como Rosalía, que poseen un dominio excepcional de las lenguas, los sonidos y las culturas. Gracias a ello la cantante catalana –junto con su equipo– logra articular con la precisión de una cirujana de los pentagramas distintos elementos semióticos, creando significados que funcionan como un espejo para la sociedad y actúan como un revulsivo", y define a su nuevo album LUX como "un ejemplo de plurilingüismo e interculturalidad que además se inspira en la mística femenina a través de la asociación de mujeres a lenguas y culturas (por ejemplo: Juana de Arco al francés o Sun Bu’er al chino). Su primer sencillo, “Berghain”, es una declaración de intenciones de lo que se podrá escuchar en la obra completa".
En la música de Rosalía es importante su "plurilingüismo e interculturalidad que además se inspira en la mística femenina a través de la asociación de mujeres a lenguas y culturas" diferentes, a los que se añaden los estilos musicales, étnicos, folk, clásicos, con la instrumentación ajustada a cada uno de ellos, con la finalidad de tratar temas socialmente actuales, lo que ya pudimos escuchar en sus obras anteriores, pero que ahora se eleva hasta la cima con su nueva obra LUX, y sobre todo con su primer single “Berghain”, que es una declaración de intenciones de lo que se podrá escuchar en la obra completa, y una buena muestra de esta fusión (que dicen los compositores) pero que mas bien es una mezcla para crear en el oyente sensaciones muy personales y muy concretas, como sucede en la cocktelería en la que se mezclan diversos ingredientes para aunar en una copa un número determinado de sensaciones olfativas y degustativas.
El Profesor Tinedo-Rodríguez, en su artículo publicado en The Conversation, trocea minuciosamente la letra de la canción “Berghain” para analizar su mensaje desde la lingüística del amor en Rosalía, bajo estos aspectos:
- ‘El amor es comunión’: Sein Blut ist mein Blut
- ‘El amor es transmutación’: Solo soy un terrón de azúcar
- ‘El amor es posesión’: I’ll fuck you till you love me
‘El amor es comunión’: Sein Blut ist mein Blut
La canción comienza en alemán con paralelismos de la construcción “Seine [X] ist meine [X]” (“Su [X] es mi [X]”) en la que se manifiesta claramente la dimensión espiritual de la obra mediante la completa identificación de los amantes.
Se fusionan identidades donde la voz lírica asume la identidad de la persona amada haciendo propios sus miedos, su ira, su forma de amar y hasta lo biológico, su sangre. Estas manifestaciones lingüísticas tienen como elemento subyacente la metáfora conceptual de ‘el amor es unión’, pero dada la naturaleza espiritual y carnal con la que se formula, probablemente lo más acertado sería repensar la metáfora como ‘el amor es comunión’.
Con maestría, Rosalía rompe con esa conceptualización del amor romántico con una metáfora muy poderosa en el verso “Wie ein Blei-Teddybär…, Deshalb ist mein Herz so schwer”, al crear un contraste con el “osito de peluche” y “el osito de plomo” con quien se identifica para afirmar que su corazón pesa mucho por todo lo que guarda en él.
De esta forma, se activa una nueva metáfora (‘las emociones son cargas físicas’) que interactúa con la anterior, deconstruyendo el ideal de amor romántico. Concebir el amor como comunión puede convertirse, paradójicamente, en una carga para el cuerpo y el alma.
‘El amor es transmutación’: Solo soy un terrón de azúcar
Tras la liturgia viene la confesión, y para ello Rosalía usa el español. Estos versos retoman la metáfora anterior y hay manifestaciones lingüísticas que forman parte de metáforas ligadas al marco generado por ‘el amor es comunión’. En el verso “Sé que me funde el calor”, la metáfora subyacente es ‘el amor es transformación’; el calor que da el amor transforma pero, en este caso, la transformación se enmarca dentro un marco negativo: la fundición, es decir, la pérdida de la propia identidad.
Además, cuando afirma ser “solo un terrón de azúcar” se realza esto porque el amor puede ser dulzura, pero a su vez fragilidad. Es decir, el yo poético experimenta la transmutación por el amor; un amor tóxico que carga y que destruye.
‘El amor es posesión’: I’ll fuck you till you love me
La lengua inglesa rompe con la liturgia y la divinidad. El verso “I’ll fuck you till you love me” (“Te follaré hasta que me ames”) probablemente sea el más complejo de toda la canción porque encarna una contradicción que rompe con le metáfora de ‘el amor es comunión’.
Si bien el amor es la unión de almas y cuerpos, aquí ambos se disocian porque el sentimiento se conceptualiza como una dominación del alma a través del cuerpo. Esto alude claramente a las relaciones en las que se busca generar dependencia emocional con el sexo, es decir, realmente es una deconstrucción de la metáfora ‘el amor es dominación’. La frase no tiene un carácter sexual, sino que busca desmontar el amor romántico.
Así, el verso actúa como un acto de habla que no es eficaz por su propia contradicción. La intención y el medio se contradicen reactivando el marco religioso que atraviesa la canción. Lo “diabólico” no reside en los usos de un registro vulgar, sino en la perversión del ideal amoroso: el amor que promete la salvación termina, paradójicamente, siendo una condena terrenal.
Hasta aquí la minuciosa descripción del Prof. Antonio Tinedo-Rodríguez. Pero no podemos dejar de lado el excelente trabajo de Nicolás Méndez como director y la productora CANADA. La dirección creativa estuvo a cargo de Rosalía Vila Tobella (Rosalía) y su hermana Pilar Vila, mientras que la producción ejecutiva la realizó Victor Mata con la productora CANADA. El equipo técnico incluye a Max Pittner como director de fotografía, Andy Kelly en diseño de producción, y María Rubio como productora, entre otros profesionales destacados en estilismo, maquillaje, postproducción y sonido, los creadores del video clip de Berghain, que pasará a la historia junto con la canción por la plasmación visual de los mensajes de la canción.
El video nos muestra una Rosalía que es una mujer normal, inmersa en su quehacer diario, pero enamorada. Las imágenes presentan una narrativa visual cargada de simbolismo, con referencias religiosas, mitológicas y críticas sociales. El vídeo utiliza elementos visuales para hablar de la dualidad entre lo terrenal y lo espiritual, el dolor y la transformación personal, así como la presión social sobre la mujer moderna.
El videoclip está repleto de referencias religiosas como el Sagrado Corazón de Jesús, representado por una joya en forma de corazón que Rosalía intenta reparar sin éxito, y una figura de la Virgen María junto a una manzana mordida, aludiendo al pecado original. Hay guiños a María Magdalena y un momento final en que la artista se convierte en paloma, símbolo del Espíritu Santo y de la liberación. Estos detalles reflejan la plegaria por intervención celestial y el tránsito del dolor a la redención.
Varios planos muestran a Rosalía en tareas cotidianas como limpiar o tomar café, mientras es acompañada por una orquesta, interpretada como la materialización de su conciencia o de la presión social constante. El vídeo critica el papel de la mujer atrapada en rutinas impuestas y la dependencia emocional, representando la carga del amor y de la culpa en la sociedad moderna. El corazón roto, tanto físico como emocional, se convierte en el eje visual de su sufrimiento y sanación.
El vídeo mezcla minimalismo, barroco y romanticismo, y escenarios
urbanos como joyerías, autobuses y calles de Madrid, reinterpretando
símbolos del folclore y dándoles un contexto contemporáneo. Las
referencias a “Blancanieves”, da Vinci y Björk subrayan la riqueza
visual y la ambición estética de la pieza. Las imágenes oníricas, como
animales del bosque, un venado llorando sangre y la metamorfosis final
en paloma, refuerzan el tono introspectivo y de búsqueda de libertad
espiritual.
No podemos cerrar este artículo sin haber hecho un análisis vocal, visual, textual y musical completo del Berghain de Rosalía, Björk & Yves Tumor.
Al escuchar la canción, parece que Rosalía utiliza una voz operística, pero no es así. Usa una voz de falsete impostado, que se aproxima a los registros de una soprano, con voz de cabeza ocasionalmente.
Desde luego que la canción es una canción moderna, con influencias de la música barroca al inicio de la canción, y una segunda parte caracterizada por la presencia de sonidos minimalistas e industriales fusionados con la música de una orquesta sinfónica. El texto en tres lenguas, alemán, español e inglés, nos sitúa ante el conflicto de la dilución del yo en el ser amado ante el dilema de una salvación celestial o terrenal.
Y por último, excelente es también el minucioso y extenso análisis de Jenn All, y que se puede visionar en You Tube.

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