Los pasados Jueves 7 y viernes 8 en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, tuvieron lugar sendos conciertos en los que los afortunados asistentes pudieron disfrutar deun programa que incluía el Concierto para piano y orquesta nº 1 en Si bemol menor, Op 23 de Tchaikowsky y en la segunda parte, la Sinfonía Fantástica Op 14 de Hector Berlioz, magnífico y popular programa por tanto, para la ocasión.
Desde la butaca mas cercana al piano y al pianista, pude seguir el concierto para piano y orquesta y contemplar la técnica pianistica y la magnífica y perfecta ejecución del Maestro Volodos. Perfecta la primera porque se desarrolló con una fuerza tal que el piano sonaba como un auténtico pianoforte en momentos del primer y tercer movimiento sobre todo, manando del instrumento solista un sonido enérgico pero de gran lirismo por momentos, y una calidez en el segundo tiempo en el que se alternan el dulce sonido de la flauta y las cuerdas con el del piano. Una larga ovación premió la excelente ejecución de la Orquesta y el Solista.
Sin el piano entre la Orquesta y mi localidad pude oir a la primera sin obstáculos para el sonido y en toda su plenitud en la ejecución de la Sinfonía Fantástica de Berlioz, obra grandiosa y dramática nacida de la inspiración sobrevenida por un amor no correspondido. Como dice la doctora Alicia Peñalba y cito, "Berlioz utiliza un despliegue instrumental exuberante y poco usual, incluyendo el uso de arpas, campanas, un clarinete en Mi bemol o cuatro timbales simulando truenos". La ejecución de la obra permite el lucimiento de los músicos de la orquesta, en fragmentos uno a uno o en dúos instrumentales del corno inglés con el oboe o la flauta con el fagot, por familia instrumental en otros como el duo de los violines con las cuerdas graves, y como no de la orquesta en su conjunto. El remate del tercer tiempo, La Escena en el Campo, en la que los cuatro timbales de la Orquesta los hacen sonar a modo de los truenos de una tormenta, resuenan en la sala de modo amenazante. Por último, impresiona la Orquesta con el final de esta Sinfonía Fantástica, que bien bautizada está, con el pleno de los metales a toda potencia en un final apoteósico y lleno de fuerza.
De Lionel Bringuier decir que pese a su juventud, es un director muy hecho, gustando de marcar todos los compases de la partitura y de dar cada una de las entradas a sus músicos, con una gestualidad enérgica y sin que se le note el esfuerzo que lo hay, y todo ello dirigido a ofrecer a los oyentes una interpretación de la obra espléndida, digna de almacenar en el recuerdo, que no hay otra opción de almacenamiento.
Un comentario final sobre la programación del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid para la presente temporada. La primera sensación que me produce el repasar su contenido es la de la cochina envídia. No se puede hablar de programa, sino de programas, pues al del abono de la temporada, sumémosle el de grandes Orquestas con la presencia de la Philharmonía Orchestra con Sokhiev y Pogolerich, la del Teatro Mariinsky con Valery Gergiev y Nelson Freire, la del Maggio Musicale Fiorentino con Metha y Matsuev, la Filarmónica de Montecarlo con los inseparables Kreizberg, Julia Fischer y Müller-Schott, o finalmente la Nacional Rusa con Pletnev y Kachatrian. Valladolid no queda tan lejos y merece la pena el desplazamiento para disfrutar de estas formaciones musicales.
Hay un abono de Grandes Solistas que cuenta con la presencia de Berezovsky, de Barenboim como interprete, de Radu Lupu, de Lugansky, de Hahn y Lisitsa. Otro lujo.
Cuentan tambien con un abono de Grandes Voces con una gran lista de cantantes coronada por una Gala Lírica a cargo de la soprano Angela Georgiú. Pero es que además hay un abono de Cámara&Lied, otro llamado Delibes con la presencia de Kiko Veneno, Jessie Norman, Yaron Herman Trío, Nacho Vargas o Dee Dee Bridgewater, Gilberto Gil, etc. o el Abono de Danza, o el de Delibes canta o el Abono en Familia. Cada uno con una programación distinta. Esto si que es aprovechar un Auditorio. Se puede decir que tiene una de las mas completas y exhaustivas programaciones del País para fortuna de los vallisoletanos y envídia del que les escribe. Como para irse a vivir a Valladolid para ahorrarse el desplazamiento. A mi me queda un poco lejos, pero la Filarmonica de Montecarlo, la Sinfónica de Moscú y a Barenboim con la OSCYL no me los pierdo.